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Martes, 04 Septiembre 2007 04:21

De las palabras a los hechos

 por Eduardo Gavilán

04 SET 07 PDU

No me cabe ninguna duda que lo de Ryjet es una inmoralidad, pero además creo que es una estafa.

 No critico a los empresarios del sector, que generan trabajo y riqueza, sino a los que haciéndoselas pasar por éstos son unos desaprensivos, cuyo único fin es aprovecharse de las miserias, en este caso del alto índice de paro existente en el mercado laboral de los pilotos.

Simplemente quiero expresar mi máximo desprecio hacia este tipo de seres, que no personas, que se aprovechan de un Estado débil, incapaz de proteger a sus ciudadanos de una práctica cada vez más habitual e ilegal: pagar por trabajar. Si nosotros, los pilotos, no intervenimos de manera rotunda las consecuencias puedan llegar a ser impredecibles.

Pertenezco al SEPLA y al COPAC. El primero es el sindicato mayoritario de los pilotos españoles y el segundo el Colegio profesional de los Pilotos. Como no podría ser de otra manera ambas instituciones han puesto el grito en el cielo, con declaraciones bastante acertadas, pero también, como viene siendo habitual, poco prácticas.

Los pilotos estamos ya muy cansados de palabras y palmadas en la espalda que hasta la fecha no han servido para nada, y esperamos un gesto conjunto de ambos representantes denunciando públicamente estos hechos.

A mi modo de ver, deberían informar a la opinión pública de cómo puede afectar a la seguridad que la selección de los pilotos se deba a criterios económicos y no profesionales. En aras a la transparencia de cara al consumidor, deberían dar a conocer qué compañías aéreas recurren a este tipo de prácticas, para que sean los propios viajeros los que valoren si quieren o no volar en esas condiciones.

Por otro lado, creo que deberían exigir a los ministros de Trabajo y de Hacienda que investiguen este tipo de prácticas. Hay que tener en cuenta que no sólo estamos hablando de un abuso de las condiciones laborales de unos trabajadores, sino de una posible estafa contra la Hacienda Pública, ya que en primer lugar la mayor parte de las compañías aéreas recibe ayudas -de las Comunidades Autónomas, Estatales o Comunitarias- para la formación y contratación de personal; lo que no parece compatible con el hecho, no sólo de que sea el propio trabajador quien financie su formación, sino de que sea utilizado también para capitalizar las empresas, como en el caso que nos ocupa.

Otro dato importante es que en muchas ocasiones los cursos de habilitación o formación ya están incluidos cuando las compañías aéreas adquieren los aviones, como incentivo de compra, y sin embargo se les sigue cobrando a los pilotos. ¿Dónde va ese dinero? ¿Cómo figura en la contabilidad de la empresa? ¿Por qué se utilizan empresas intermediarias?, un sin fin de preguntas a las que se debería encontrar respuesta de cara al fisco.

SEPLA y COPAC no deberían escudarse en la falta de denuncias por parte de sus afiliados o colegiados. Tenemos un sindicato muy solvente y un colegio suficientemente maduro, como para tomar cartas en el asunto.

Creo que ya es hora de que pasemos de las palabras a los hechos antes de que sea demasiado tarde.

BLOG EDUARDO GAVILÁN

fuente: ADG