1) Como los viajes a Europa se preparaban con mucha anticipación y nuestros
clientes un año antes nos venían a visitar para pedir asesoramiento,
elegidos los hoteles pedíamos las reservas por correo (aéreo) en aquellas
hojas finitas que patinaban en la querida Olivetti. A vuelta de correo nos
confirmaban la reserva y unos noventa días después del viaje, llegaba el
cheque con la comisión correspondiente, eran épocas de caballeros.
2) Si teníamos urgencia de comunicación recurríamos al servicio de larga
distancia con las infaltables tres horas de demora que caducaban a media
noche y había que pedir nuevamente la llamada. La conversación a los gritos
era un punto aparte.
3) El telex nos daba certeza y seguridad jurídica en las transacciones.
Aquellas interminables noches grabando las cintas con los rooming cuidando
que no se cortaran y tener que empezar de nuevo. La cruz de Lorena y el
answerback eran parte de nuestro vocabulario. Luego vino el telex sin cinta
y con una pequeña memoria, comenzábamos a dejar de ser románticos.
4) Llegó el fax cambiando totalmente el concepto de nuestra tarea y también
con el comenzó el spam, recuerdo llegar a la mañana y haber gastado el rollo
con innumerables publicidades y ofertas inoportunas.
5) Hojas cuadriculadas pegadas por atrás con cinta adhesiva que cubrian la
mesa, lápiz, goma y pequeño block como backup. Esas eran nuestras
computadoras infalibles para registrar todos los servicios a cumplir. Las
carpetas de reserva de vuelo por vuelo, en la mesa giratoria, en la que
algún amigo siempre nos conseguía un lugar para nuestro pasajero supervip.
6) Llegó la computadora, el Dos, el Lotus, el Wordstar, el Windows 3.0, el
Windows 95, el Excel, el mouse, y nuestras queridas planillas se
convirtieron en bits dentro de una Notebook.
7) Y por fin Internet........................................
Por ello creo que el futuro está en la web, pero el futuro fue ayer.
Lamentablemente cuando vino el temporal de ideas con los vientos arrachados
del futuro, muchos estaban en un sótano.
Vox Web Vox Dei
Gran abrazo