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Martes, 02 Octubre 2007 03:21

Lazo exterior

 02 OCT 07 PDU
Los ciudadanos chinos no sólo exportan bienes sino que se están exportando a sí mismos. El concepto de “turismo” (viajar al exterior no por trabajo sino por placer) no tiene más de una década en China.

Sin embargo, desde que el gobierno chino permitió los viajes de placer al extranjero en 1997, el turismo ha crecido rápidamente. El año pasado, 31 millones de chinos viajaron fuera de China y la Organización Mundial del Turismo espera que esta cifra llegue a 50 millones en 2010 y a 100 millones en 2020. Los hoteles, tiendas, restaurantes y agentes de viaje de todo el mundo están salivando con la noticia.

Aunque habrá dinero, las ganancias serán menores de lo que sugieren los titulares. Primero, de esos 31 millones, 21 millones llegaron sólo hasta Hong Kong y Macau. La mitad del resto hizo “turismo fronterizo”, en viajes a Rusia, Vietnam o Laos, para jugar en casinos, que son ilegales en China. Así que sólo 5 o 6 millones de chinos pueden ser considerados turistas internacionales, y la mayoría escoge destinos asiáticos, como Tailandia y Malasia. Sólo un millón de chinos visitó Europa y un puñado llegó hasta Estados Unidos y Canadá.

Por otra parte, los chinos no están dispuestos a gastar como lo hicieron los turistas japoneses en los años ochenta. La mayoría de los turistas chinos que viajan por primera vez son muy austeros. Normalmente, un viaje organizado de chinos llega al hotel más barato, viaja en autobús y sólo come comida china. Por otra parte, visitan los lugares más famosos y, por lo general, le dan sólo un vistazo superficial.

Aquellos turistas chinos que regresan por segunda o tercera vez suelen gastar un poco más. Pero los turistas reincidentes serán una minoría durante mucho tiempo, así que los hoteles, centros vacacionales y restaurantes lujosos tendrán que esperar un poco por los turistas chinos. En una reciente conferencia organizada por la Asociación de Turoperadores Europeos, los dueños de hoteles se quejaron de que los chinos estaban haciendo que los presiones de las habitaciones disminuyeran.

Fuente: economist.com