La imagen del principal balneario se basa en su calidad ambiental y paisajística así como en el nivel elevado y parejo de su edificación
La edificación de torres y el mantenimiento de los barrios jardín no son incompatibles. En todo caso es un tema de su ubicación y su alcance. Lo que no es bueno es que cualquier terreno de Punta del Este pueda ser propuesto para construir un edificio de apartamentos, señaló el arquitecto Federico Bervejillo, consultor y docente en urbanismo, ordenamiento y desarrollo territorial. El entrevistado analizó, entre otros, la eventual repoblación de Montevideo mediante la canalización de nuevos impulsos residenciales y el futuro urbanístico de Punta del Este. A continuación se publica un resumen de la entrevista.
-¿Cómo vislumbra el futuro desarrollo urbano de Montevideo?
-Montevideo está saliendo de un largo letargo. La capital uruguaya tiene una escala muy manejable y sus ritmos de cambio son lentos en comparación con la expansión muy rápida y, a menudo, descontrolada de otras metrópolis de la región. De hecho, es una ciudad de bajo crecimiento demográfico y económico, que ha ido perdiendo posiciones en América Latina desde mediados del siglo XX a medida que otras ciudades crecían en forma más dinámica. No obstante, también tiene sus ventajas, tales como una masa crítica importante de instituciones y un puerto que es clave en la Cuenca del Plata. Hoy esta ciudad está ingresando a un ciclo de modernización y crecimiento más intenso dada la recuperación económica y las potenciales transformaciones estructurales del país. Sin duda los cambios urbanísticos que se produzcan en el próximo decenio van a ser mucho más significativos que los registrados en los últimos veinte años.
-¿Qué expectativas existen de lograr una recuperación urbanística de la capital uruguaya?
-La recuperación de las áreas centrales y de algunos barrios tradicionales es una asignatura pendiente. Su decadencia demográfica y, en muchos casos, económica ya abarca varias décadas, lo cual no es un fenómeno exclusivo de Montevideo. Las posibilidades de revertir ese ciclo serían muy escasas si dependiera exclusivamente de la inversión pública. Pero las expectativas son más alentadoras si se logra canalizar el interés privado en el contexto de un ciclo de crecimiento económico. Seguramente, las actividades comerciales, administrativas, financieras y turísticas privadas pueden contribuir a la revitalización del área central de contar con un apoyo y orientación clara del sector público. En cambio, no apostaría demasiado a que el Centro vuelva a ser un espacio residencial apetecible para las clases media y media alta, que han optado por otras zonas sobre la costa.
Repoblación urbana
-¿Es posible canalizar nuevos impulsos residenciales en Montevideo?
-Sí. De hecho, los agentes privados están buscando nuevas áreas para la construcción de viviendas de la clase media que no estén ubicadas necesariamente en la faja de la costa montevideana ni que sean edificios de apartamentos levantados entre medianeras. Últimamente han surgido tendencias hacia la construcción de torres, por un lado, y de unidades multifamiliares no tan altas, por otro, en áreas no costeras como el Prado. En la medida que esas búsquedas empiecen a encontrar espacios en barrios más tradicionales, también se va a ir dando, aunque en forma más lenta, la repoblación de antiguas zonas populosas de Montevideo como Aguada, Arroyo Seco, Reducto y La Comercial, que cuentan con todos los servicios públicos.
-¿Cómo se explica que el Plan Fénix haya sido una gran frustración para quienes proyectaban recuperar la Aguada?
-El Plan Fénix se convirtió en una operación dependiente en un 100% del subsidio estatal. De esa manera, evidentemente, no se puede recuperar la ciudad. Por otra parte, para la reutilización del stock de viviendas ya existente en el área central, ha faltado durante todos estos años una verdadera política integrada con incentivos a la oferta y subsidios a la demanda, que combine lo que puede ofrecer tanto el Gobierno Nacional como la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM). Hay que entender la necesidad de verdaderas políticas urbanas "de Estado" si se quiere tener éxito en el objetivo de recuperar las áreas centrales.
-¿Qué tipo de programas podrían recuperar los barrios tradicionales que hoy están semivacíos?
-Hasta ahora las políticas han sido muy declarativas o limitadas a proyectos aislados. En otros casos, ha predominado un enfoque de protección, pero ya hemos aprendido que sólo protegiendo a los edificios no se revitaliza el espacio urbano. Así sólo se protege la "cáscara", pero no su uso. Lo cierto es que el urbanismo municipal tradicional, basado principalmente en regulaciones, no es capaz de recuperar las áreas tradicionales deprimidas. Si se pensaran paquetes de incentivos que, a través de medidas fiscales, apoyos técnicos, acceso a créditos, etc., apoyaran a los propietarios a invertir en la renovación del stock de viviendas y ponerlo nuevamente en el mercado, y si también hubiera un apoyo a la demanda potencial, entonces sí podrían surgir procesos interesantes de renovación en los barrios tradicionales centrales, como en barrios periféricos -como, por ejemplo, La Teja y Capurro- que también han perdido población ya que los hogares jóvenes tienden a irse y la edificación no se renueva.
-¡Cómo se podría densificar la población de esos barrios antiguos?
-Por ejemplo, el fomento a la construcción de una segunda vivienda dentro de un mismo predio con fines de renta, en barrios con servicios pero con densidades bajas. Esta idea ha estado en la agenda de temas tratados por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma) y la IMM. Se trata de una apuesta a movilizar recursos sociales que están ahí, pero que no son aprovechados. Es saludable que se esté impulsando un reenfoque de la política de vivienda, priorizando el tema del acceso social al hábitat sobre la mera construcción de nueva vivienda y, a la vez, alejándose de una lógica puramente sectorial para incorporar objetivos urbanísticos bien definidos. En forma convergente, el urbanismo municipal debería interesarse más por la economía urbana y buscar una incidencia más activa en la producción de la ciudad.
Sector 10
-¿Es partidario del desarrollo extensivo de Montevideo?
-Es positivo en ciertas zonas como en el denominado Sector 10 al norte de Camino Carrasco porque se está ampliando en forma muy planificada dentro de los parámetros adoptados en 1998 con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) o Plan Montevideo. Allí se estableció que la ciudad no puede crecer simplemente porque un particular fraccione una chacra, sino que ese crecimiento tiene que darse organizando espacios más grandes. Para eso se definió una herramienta -Programas de Actuación Urbanística (PAU)- que obliga a los propietarios de un área en vías de crecimiento a asociarse para llevar adelante un proyecto conjunto, haciéndose cargo también de las obras de infraestructura. Estos programas sólo pueden aplicarse en áreas previamente definidas como "potencialmente urbanizables", y pueden ser de iniciativa pública o privada.
-¿Qué resultados han tenido esos Programas de Actuación Urbanística?
-Han sido variables, pero ciertamente insatisfactorios en cuanto a la posibilidad de canalizar los crecimientos para sectores de ingresos bajos y medios-bajos. El modelo de barrio jardín, impulsado por la iniciativa privada, se ha dado en la zona al norte de Camino Carrasco -el Sector 10- porque es lindera al área de mayores ingresos de Montevideo. Durante varias décadas la capital careció de espacios para la construcción de nuevos barrios para sectores de ingresos medios altos, favoreciendo la migración hacia la zona de la costa en Canelones. Los nuevos desarrollos en el Sector 10 vuelven a ofrecer una opción en Montevideo para estos barrios. Otros PAU que han funcionado fueron promovidos por la propia Intendencia, pero no se ha visto que dichos programas sean tan eficaces en la urbanización destinada a sectores populares. En los otros bordes de la ciudad, no ha surgido la figura del "urbanizador social", o sea el inversor que logra hacer un negocio de urbanización mediante la venta de lotes a sectores de bajos ingresos.
Costa Sur
-Se siguen construyendo muchos edificios en Punta del Este y van quedando pocos terrenos libres. ¿En qué medida la diversidad de ofertas y de público empiezan a ser un problema?
-Sin duda esas torres proyectadas responden a una demanda potencial porque alguna gente entiende que ese producto es adecuado. No obstante, hay otro público que prefiere la tranquilidad del barrio jardín. La responsabilidad de un gobierno municipal es ir manejando ese conflicto de preferencias y evaluando en qué medida se necesita la construcción de torres para captar un determinado público sin generar inconvenientes a otros valores propios del balneario. En definitiva, la edificación de torres y el mantenimiento de los barrios jardín no son incompatibles. En todo caso es un tema de su ubicación y su alcance. Lo que no es bueno es que cualquier terreno pueda ser propuesto para construir un edificio de apartamentos, apelando al mecanismo de excepción o a cambios normativos, porque de esta forma nadie sabe a ciencia cierta si le pueden edificar una torre frente a su casa.
-Pero, ¿no rige una regulación de la Intendencia Municipal de Maldonado que determina las zonas de Punta del Este donde está permitido construir edificios de mayor altura?
-Punta del Este tiene un conjunto de ordenanzas de edificación diferenciadas por zonas, pero carece de un plan urbano que defina con claridad los objetivos de desarrollo y los fundamentos de estas ordenanzas. La consecuencia es que tradicionalmente la modificación de las ordenanzas o la propuesta de excepciones se ha hecho sin un marco de planificación adecuado, de forma un poco casuística. El debate hoy planteado, a raíz de la propuesta de la Intendencia para permitir nuevas construcciones y mayor densidad en la zona entre Punta Ballena y Laguna del Diario, es parte de este mismo problema.
-¿Cuál debería ser el modelo turístico de nuestra principal ciudad balnearia?
-La apuesta central de Punta del Este no deberían ser las torres, o la inversión inmobiliaria como tal. Primero, hay que recordar que su imagen internacional se basa en la calidad ambiental y paisajística del balneario, como en el nivel elevado y parejo de toda su edificación, lo cual es muy difícil de encontrar en la región. Segundo, la actividad inmobiliaria debe subordinarse a un proyecto de desarrollo diversificado y de mucha calidad, que se debería discutir en forma sistemática mediante algún tipo de planeamiento estratégico territorial, y traducir en un plan general para la aglomeración o la microrregión.
-En un horizonte lejano, ¿es el destino de Punta del Este puramente turístico o deberían agregársele más elementos que la conviertan en una ciudad de residencia permanente?
-Algunos urbanistas, entre los que me incluyo, hemos comenzado a hablar de la Costa Sur de Uruguay como una región urbana emergente, que demanda estrategias inteligentes y coordinadas. Existe casi una continuidad urbanística entre Montevideo y José Ignacio como diversas urbanizaciones entre Colonia del Sacramento y la capital. Es posible imaginar que el nivel de integración de las distintas localidades va a ser mucho más intenso en un par de decenios como consecuencia de la mejora previsible en los medios de comunicación, transporte, etc. Entonces, va a resultar más viable que la gente recorra distancias más grandes diariamente y, por tanto, lo que hasta ahora han sido economías separadas, desde la óptica territorial, se irán integrando gradualmente.
En ese sentido, la faja entre Montevideo y Punta del Este tiene un gran potencial para convertirse en una región urbana muy potente y de gran atractivo internacional. Desde esta visión, parecería que la vocación de Punta del Este es avanzar hacia un modelo de ciudad más diversificado, integrando nuevas funciones urbanas vinculadas a la producción, a los servicios y a la economía del conocimiento, y complementándose con los desarrollos ya instalados o a crearse en Montevideo.
Probablemente, tanto el planeamiento del Área Metropolitana de Montevideo como el Plan de Punta del Este y su microrregión deberían pensarse teniendo en cuenta que ambos son parte de esta incipiente región urbana de la Costa Sur.
Anillo perimetral genera nuevas áreas industriales y logísticas
-Desde el punto de vista urbanístico, ¿qué impacto tendrá la construcción del anillo colector vial de 20 kilómetros al norte de Montevideo?
-El anillo perimetral va a actuar como un borde con el área rural. Todo el colector vial recorre el departamento de Montevideo, partiendo de Zonamerica hasta la Ruta 5. Desde el momento en que el MTOP está reformando la Ruta 102 -que, de hecho, es parte del anillo perimetral-, el trazado del anillo comienza en realidad en el Aeropuerto de Carrasco.
La IMM está previendo un parque industrial y una terminal de cargas en el área de Colón, en el encuentro entre el Colector Perimetral y el eje de Cno. César Mayo Gutiérrez. Otra zona industrial prevista por el POT está situada al norte de Camino Maldonado y al oeste del Arroyo Manga. Ambos quedarían unidos por el colector vial. La creación de este "anillo logístico" sería entonces el principal impacto favorable del colector ya que, además de ordenar esta actividad, significará aliviar a la ciudad del transporte de cargas que hoy la atraviesa.
-¿Qué va a significar el anillo colector en el futuro?
-Debe pensarse que el anillo perimetral va a generar una presión de urbanización, como está probado que lo hace cualquier vía de tránsito que crea conectividad y genera un flujo importante en el espacio periurbano. Como los propietarios de terrenos en el borde rural cercanos al anillo seguramente van a pensar en fraccionarlos en lotes, habrá que ver con que fuerza se maneja y se orienta normativamente ese proceso.
Además, la faja de expropiación para el colector va a ser mínima debido a los escasos recursos disponibles y, por tanto, la ruta perimetral va a funcionar en dos sentidos sin separador en su primera etapa, al menos. Cabe preguntarse cuánto tiempo va a transcurrir sin que la capacidad de esa vía se vea desbordada.
El otro problema es que al definir una faja tan angosta el sector público se pierde la posibilidad de capturar aumentos de valor que se van a dar naturalmente en los terrenos ubicados a los lados de la ruta. Lo ideal sería expropiar una faja bastante más ancha, sobre todo en tramos estratégicos, para que luego el propio sector público ponga a la venta suelos de buena calidad a efectos de recoger el fruto de la propia obra. Eso no se está haciendo y tampoco parece existir un nivel de coordinación suficiente entre el MTOP y la sección de planificación municipal.
ficha técnica
El arquitecto Federico Bervejillo, uruguayo, se desempeña como consultor, profesor coordinador de la Maestría en Urbanismo, Ordenamiento y Desarrollo Territorial de la UdelaR y docente en la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT. Es asesor de diversos emprendimientos urbanos de iniciativa privada y participa como consultor del Plan Estratégico para la Cuenca del Arroyo Carrasco de las Intendencias de Canelones y Montevideo, y del Programa Lineamientos Estratégicos Metropolitanos del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Sectores pobres no tienen oferta de suelo formal al que puedan acceder
-¿A qué responde la proliferación de los asentamiento s irregulares en Montevideo?
-El asentamiento irregular responde a una estrategia de las familias pobres para la obtención de suelo sobre el cual construir evolutivamente una vivienda con esfuerzo propio, con el horizonte de que esa situación se va a regularizar en el futuro. Como en toda estrategia, hay un riesgo implícito que la gente está dispuesta a correr porque considera que, de otro modo, nunca va a llegar a tener una vivienda propia. Por cierto, estos asentamientos han llenado de forma irregular un hueco porque los sectores de menores ingresos no tienen una oferta de suelo formal al que puedan acceder. Como consecuencia hay una serie de irracionalidades urbanísticas y ambientales que afectan a toda la sociedad, encareciendo la gestión urbana y afirmando las tendencias de segregación social.
-¿Qué efectos ha tenido la política de zonificación urbana de la IMM?
-La zonificación en su sentido más amplio apuesta a mantener a la ciudad compacta. Vale decir que no mira con buenos ojos la expansión urbana, sino que tiende a controlarla. Dicho control ha sido efectivo en la expansión de los sectores con capacidad para la vivienda formal, no así para detener a los asentamientos irregulares. Cuando se hizo el Plan de Saneamiento en la década del noventa, no se construyó una red cloacal en toda la zona aledaña a la Ruta 8 desde Punta Rieles hasta el límite departamental con Canelones. Se creyó que no era racional que allí la ciudad fuera a crecer desde el punto de vista demográfico. Quince años después hay miles de personas viviendo en asentamientos en esa zona. Por ejemplo, Villa Don Bosco y Villa García suman 15.400 habitantes, de los cuales un 40% vive en los nuevos asentamientos creados a partir de 1990. Sólo en torno a Punta Rieles, en forma bastante dispersa, viven en asentamientos unas 17.600 personas. En conclusión, la voluntad de control de la expansión urbana no ha sido tan eficaz frente al fenómeno de los asentamientos, existiendo una contradicción entre la norma y la realidad.
-¿Por que han proliferado los asentamientos irregulares justamente en esa zona?
-Los asentamientos se han instalado en terrenos públicos que están prácticamente abandonados o en predios privados que se sabe que tienen algún problema de titularidad. Cabe señalar que hace tiempo que los asentamientos dejaron de ser un fenómeno espontáneo. Hoy existe un estudio previo de las condiciones del suelo en donde se van a levantar viviendas precarias. La gente que va a los asentamientos ya no proviene solamente ni principalmente de las áreas centrales. Los barrios antiguos como La Teja, etc, también pierden población. Hay que ver a los asentamientos como una expansión informal de las periferias populares, y su localización responde en gran medida a los tradicionales ejes de crecimiento de las mismas.
De allí que la zonificación como principal y único elemento aplicado a las periferias, donde hay situaciones sociales más críticas, ha demostrado nuevamente su insuficiencia. Las periferias, como las áreas centrales a revitalizar, requieren de un urbanismo promotor, capaz de articular las políticas sectoriales nacionales y locales y de integrar a los actores privados.
fuente: elpais.com.uy