La excusa para charlar con José Decurnex, presidente y gerente general de IBM México, fue su presentación en el marco del XVII Encuentro Internacional Genexus realizado en Montevideo la semana pasada. El atractivo adicional: que es uruguayo y tiene 42 años.
Entró a trabajar en IBM Uruguay a los 22 como becario mientras estudiaba Ingeniería. Del área técnica pasó rápidamente a la comercial, como ejecutivo de ventas para el sector público, donde permaneció hasta 1997.
A lo largo de su carrera en la compañía desempeñó diversas funciones de responsabilidad. Fue gerente de Cuentas Corporativas para el Sector Público, gerente de Soluciones para la Región Sur (Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay), gerente comercial en Chile, gerente general de IBM Venezuela, y vicepresidente del Sector Telecomunicaciones IBM Latinoamérica, con sede en Ciudad de México. Desde 2004 es gerente general y presidente de IBM México.
Este país es para Decurnex un mercado donde conviven todo tipo de empresas y tecnologías lo que lo hace sumamente competitivo. "Es muy particular" dice, porque si bien mira hacia el Norte y está comprometido por el tratado de libre comercio con EE.UU. comienza a mirar hacia el Sur.
Hay un ambiente de negocios "muy profesional" basado en valor, lo que lo vuelve atractivo para empresas uruguayas. El gasto en tecnología es bajo y sólo equivale al 1,2% del producto bruto, por lo que todavía queda una brecha muy fuerte de penetración tecnológica.
Junto con Chile, México es el país más estable de América Latina. Luego de la última gran devaluación, que fue en 1994, el país tuvo una estabilidad "fantástica", que lo vuelve atractivo para invertir y comercializar.
Para este uruguayo que supo adaptarse a la cultura de negocios en México, nuestro país tiene una oportunidad increíble con su industria de software, porque ha logrado consolidar algo que en muchos mercados se busca afanosamente: profesionales de "altísima capacitación y altísimo nivel tecnológico". De hecho le ha tocado recibir a varias delegaciones de empresarios uruguayos a quienes rápidamente contactó con el mercado mexicano, actuando como una especie de cónsul honorario.
En el contexto internacional de la industria tecnológica, Uruguay se visualiza como un país muy atractivo. El software local ha estrechado filas tras una marca país: "es de buena calidad y mantiene una ecuación precio beneficio muy buena", admite. No obstante, reconoce que hay un tema complejo que es la escala. Por eso, recomienda a las empresas focalizarse y tomar nichos de mercado.
El sector financiero, el mundo del retail, la industria automotriz y las pymes son los nichos más seductores para las tecnológicas que intenten asociarse con empresas mexicanas para explotar los requerimientos de servicios "near shore" de compañías estadounidenses. "Hoy, las empresas estadounidenses están preocupadas porque tienen su call center o su centro de desarrollo solamente en India o China; la tarifa puede ser barata pero el costo total de oportunidad es caro" dice.
Es allí donde las empresas uruguayas pueden tomar nichos, por la vía de la asociación con empresas mexicanas que detecten oportunidades en EE.UU. "La oportunidad es enorme", señala.
En México, todo pasa por la comida, incluso los negocios. "Si no te adaptas a la comida es difícil que te adaptes al país" porque todo se resuelve comiendo.
El DF, donde vive, le resulta fascinante aún en medio del megacaos. "Hay polución, el tráfico es escandalosamente desastroso, pero te brinda lo que quieras", dice. Y los uruguayos corremos con la ventaja de ser "neutrales", por eso somos bien recibidos en todos lados.
Señas particulares. Quienes lo vieron jugar los domingos de mañana vistiendo la "1" en el Nacional Universitario, dicen que su mote, "El Pantera", le hace honor a su destreza. Su fanatismo por el fútbol, que ya no juega porque se siente "viejo", revive cada vez que va al estadio Azteca para alentar a su nuevo equipo, el América, donde milita el también uruguayo Hernán Darío López.
Es graduado en Ingeniería informática por la Udelar y maneja el inglés y el portugués tan fluidamente como el español. Está casado, tiene tres hijos (una niña de 10, y dos varones de 8 y 7), y aunque no tiene fecha de retorno manifiesta discretamente su deseo de volver: "Queremos que nuestros hijos se arraiguen en este país".
Bytes, fierros, y 2.000 almas
La filial mexicana de la "Big Blue" explota dos líneas de negocios: venta de tecnología y ma-nufactura. Tiene una fábrica en Guadalajara donde se producen servidores y unidades de almacenamiento. Los servidores se comercializan en las Américas y las unidades de almacenamiento en todo el mundo. Además tienen una fábrica de software que produce para los laboratorios propios y para el mercado global.
Es la compañía número uno de tecnología en México, tiene 2.000 empleados y un "networking" que nuclea a unas 7.000 personas. Este año cumple 80 años en el mercado azteca.