Si siempre has empacado grandes cantidades para tus viajes, has combatido hasta el cansancio con tus valijas y les has saltado encima para hacerlas cerrar, o si cada vez que llegas a destino te acuerdas que has dejado algo importante, deberías hacerte la siguiente pregunta: ¿existe una mejor forma de empacar? Desde luego, la respuesta es que sí. Todo lo que tienes que hacer es un plan, organizar las distintas combinaciones de ropas, y armar la maleta. Una vez que aprendas a hacerlo, podrás empacar y estar lista para salir en diez minutos.
Echemos un vistazo a estos puntos:
Establecer un plan
Es algo muy típico, por ejemplo, de la mujer: quieren empacar casi todo lo que poseen porque no saben si en determinado momento de las vacaciones querran usar tal o cual prenda. La traducción de esto es: Mejor llevar todo por las dudas. Pero claro, tiene que haber un plan mejor...
Indaga. Averigua qué actividades estarás realizando, dónde las estarás realizando, cómo suele ser el tiempo, y qué usarán los otros que van contigo. Si visitarás a parientes o amigos, pregúntales. Si estás viajando para dar una conferencia, pídele información al meeting planner. Si piensas pasar tus vacaciones en un hotel del Caribe, envía un e-mail al hotel o busca reseñas de turistas en Internet.
Es algo tan sencillo y básico, que resulta difícil creer que son pocos los que piensan en esto. Pregunta. Indaga. Averigua. Es la forma más fácil y sencilla de obtener respuestas. Una vez que tengas tu itinerario básico, podrás comenzar a considerar qué tipos de vestimenta necesitas llevar.
Organizar la ropa
El próximo paso será encontrar la forma de llevar la menor cantidad de prendas posible y aun así cubrir todas las posibilidades. La idea es la siguiente: minimizar tus pérdidas en caso de que tu bolso se extravíe y aumentar el número de combinaciones entre las prendas para tener una gran flexibilidad.
¿Suena imposible? Si te organizas bien, no lo es.
Lo que debes hacer es reunir entre 8 y 12 prendas que puedan combinarse con facilidad unas con otras. Pueden ser en los mismos colores o en colores complementarios, y en estilos que permitan las combinaciones. Supongamos que estás viajando de vacaciones de invierno. ¿Qué vas a hacer? Comer, salir de compras, cocinar, caminar, ir al cine, ir de excursión, etcétera. Son sólo algunas de las posibilidades.
En cualquier caso, todo buen plan de organización de prendas debe incluir:
Una blusa blanca.
Un suéter rojo.
Una remera azul de mangas largas.
Una camiseta negra.
Una bufanda o pañuelo de animal print.
Un saco negro.
Unos pantalones negros.
Una pollera negra.
Unos jeans azules.
Ahora, algunos ejemplos de las combinaciones:
Para salir a cenar: blusa blanca, pantalones negros, camiseta negra.
Para ir de compras: remera azul, jeans azules, saquito negro.
Para ir a pasear: suéter rojo, jeans azules.
Para ir al cine: suéter rojo, jeans azules, camiseta negra.
Para ir de excursión: blusa blanca, pollera negra, pañuelo atado al cuello (o sobre la espalda), saco negro.
Para ir a comer afuera: remera azul, pollera negra, pañuelo atado a la cintura.
¿Ves lo fácil que es? Si te mantienes apegada a un esquema básico de colores y prendas que se combinen con facilidad, no estarás obligada a llevarte todo el guardarropa.
Así, podrás encontrar siempre algo adecuado para ponerte, incluso cuando surja algo inesperado. Y, como si fuera poco, hay una ventaja más: no estarás obligada a llevar gran cantidad de zapatos y accesorios ya que no tendrás que combinarlos con demasiadas prendas.
Empacar
Una vez que hayas elegido las prendas y los accesorios (joyas, cinturones, zapatos y bolsos) que te acompañarán en el viaje, detente por un instante a pensar en tu ropa interior.
¿Necesitas un camisón o un conjunto de dos piezas? ¿Unas panties especiales o unas prendas básicas? Elíjelos ahora y ponlos en un lugar donde no te los vayas a olvidar. Ahora sí, es tiempo de meter todo en la maleta. Agrega las ropas para dormir, las zapatillas y una bata. Lleva tanta ropa interior y medias como te sean necesarias según los días que vayas a estar afuera. Recuerda poner el secador y otros objetos pensados en la valija, no en tu bolso de mano. Tu espalda te lo agradecerá.
A continuación, ve por el portacosméticos. Usa artículos de aseo personal en sus tamaños más pequeños y ubícalos en tu portacosméticos. Empaca cualquier medicación y prescripción médica y no te olvides de los productos de higiene femenina, ya sea que estés esperando el período o no. Por alguna extraña razón y más allá de lo que diga el calendario, tu período suele aparecerse durante las vacaciones. Así que debes estar preparada para recibirlo.
Finalmente, recuerda siempre usar varias capas de ropa en tus viajes, sobre todo si vas atravesar varios cambios de clima. Debes ser capaz de regular tu temperatura corporal con facilidad, así que es recomendable tener un cardigan o suéter siempre a mano. Desde luego, será conveniente que estén dentro de la misma gama de colores que las ropas que viajan en la maleta. Así, tendrás una prenda más con la que combinar.
Viajar siempre es una experiencia estresante, aun sin cargar con una pesada valija, sin pensar en 200 prendas de vestir, y sin contar con esos pequeños imprevistos que son tan frecuentes.
Así que, ¿por qué no simplificar un poco las cosas?
Confecciona un plan, elige tus prendas combinables, y empácalas en tu maleta. Lucirás bien, te sentirás grandiosa, y te ahorrarás un buen dolor de espaldas.
Incluso, podrías capturar algunas miradas de admiración por lucir tan espléndida contan poco equipaje.
Fuente: enplenitud