La invasión de la pista del aeropuerto Afonso Pena, en un suburbio de la sureña ciudad de Curitiba, fue promovida por pasajeros de un vuelo de la aerolínea Gol que debía partir de esa ciudad antes de la medianoche del domingo y aún no tenía hora prevista para despegar en la mañana de hoy.
Las autoridades aeronáuticas fueron obligadas a suspender las operaciones en el aeropuerto de Curitiba durante cerca de media hora, mientras la policía desalojaba a los manifestantes de la pista.
Los atrasos en las salidas y llegadas de los vuelos en los principales aeropuertos de Brasil vienen repitiéndose desde hace dos semanas.
Según la Infraero, el organismo estatal que administra los aeropuertos del país, los 580 vuelos programados entre la medianoche del domingo y las 11.00 hora local de hoy (13.00 GMT) en todo el país se retrasaron en su mayoría entre 15 y 30 minutos, y en 178 la demora fue de más de 45 minutos.
La mayor parte de los atrasos se registraron en los aeropuertos de Sao Paulo, Río de Janeiro y Brasilia, las ciudades más importantes del país y en cuyos aeropuertos se espera un intenso movimiento este lunes, día festivo en 230 municipios del país.
Infraero informó de que los atrasos se agravaron en los dos últimos días por las lluvias que castigaron parte del sur y del sudeste de Brasil y que obligaron al cierre de los aeropuertos en algunas ciudades, así como a un accidente de una avioneta en el aeropuerto de Congonhas, en Sao Paulo.
La estatal agregó que un fallo en las comunicaciones provocada por la ruptura de un cable en el aeropuerto de Curitiba también contribuyó a agravar la situación.
En Río de Janeiro los pasajeros de un vuelo con destino a Luanda tuvieron que esperar 15 horas antes de poder embarcar.
En Sao Paulo, en otra protesta menos radical, cerca de 500 personas gritaron consignas contra las autoridades aeroportuarias y pidieron respeto a los pasajeros.
Los pasajeros también han protestado por la falta de informaciones y por la negativa de las compañías aéreas de ofrecerles alimentos y alojamiento en hoteles.
A comienzos de la semana pasada la demora llegó a afectar a cerca del 50 por ciento de los despegues y aterrizajes en los aeropuertos brasileños.
Según el Ministerio de Defensa, los atrasos han sido provocados por los controladores aéreos que, insatisfechos con las condiciones de trabajo, decidieron cumplir a rajatabla las normas internacionales sobre períodos de tiempo mínimos requeridos entre el movimiento de un avión y otro.
Entre los controladores el 80 por ciento son suboficiales de la Fuerza Aérea interesados en tener un régimen laboral civil, que los beneficie en sus salarios y los exima de algunas obligaciones militares como la de tener que acuartelarse y participar en sesiones de ejercicios físicos.
Los problemas con el control de tráfico aéreo comenzaron tras el accidente del pasado 29 de septiembre, en el que murieron los 154 ocupantes de un Boeing 737-800 de la aerolínea Gol que chocó en pleno vuelo con otro avión.
Las investigaciones indican que hubo fallos en la comunicación de uno de los aparatos con los controles en tierra, tras lo cual ocho controladores que trabajaban ese día en el aeropuerto de Brasilia fueron separados de sus puestos.
Fuente: http://actualidad.terra.es