Nos parece, como forma de asignarle importancia al turismo y a la vez, destacar la significación del verano en la economía de la actividad, un evento válido, que por si mismo, se ha convertido en una fecha bisagra en el calendario nacional.
Es precisamente este día, cuando todos nos vamos a dar por enterados oficialmente que comienza la alta temporada, que debemos reflexionar una vez más a este respecto.
Los jerarcas del Ministerio de Turismo, con el Doctor Lescano en primera fila, se cuidan muy bien de incluír casi siempre, en sus discursos, la aclaración de la mesura que tienen , al practicar ayuno de declaraciones triunfalistas y a la vez, como contrapartida tácita, "no pasarse al otro lado" y hacerlo en forma pesimista.
Creemos que mucho bien nos haría, a todos, que comencemos a perder la costumbre de evaluar sobre la marcha, las temporadas turísticas.
Está muy bien analizar los ejercicios calendarios, pero abre demasiados flancos, evaluar paralelamente a los hechos.
Y hay un sector muy importante, fundamental protagonista en generar esa situación que decimos, debería dejarse de lado: la prensa.
A partir de hoy entonces, invariablemente veremos colocar micrófonos delante de rostros en medio de un coctel y escucharemos la voz de ese entrevistado, haciendo veloz catarsis de la distensión gastrónomico-social a la inevitable futurología, expresar su apreciación.
Humildemente, desde aquí, para el bien de todos, invitamos a unos y a otros, a dejar las preguntas y las respuestas, para cuando realmente, se tengan los resultados estadísticos oficiales.
En este mundo tan dinámico que vivimos, no siempre, los resultados, responden a una buena o mala gestión oficial previa.
La obligación de los funcionarios es proyectar y ejecutar de la mejor manera posible y creemos que eso, se hace.
Después, los resultados, dependen de muchos factores, piqueteros y bloqueos incluídos; tipos de cambio o el capricho de algún gobernante vecino.
Vamos con expectativa y buena onda al Prado. Nos vemos.