En el universo del turismo, no se sabe con precisión, cuándo, donde ni por quien, se instaló la modalidad del canje o permuta por publicidad y nunca más se fue.

Se otorga un espacio de publicidad, en centímetros, minutos, o como ahora, en píxeles y se paga con servicios.

Entonces, desde siempre, se dan negociaciones absurdas y en la mayoría de los casos, para lo único que sirven, es para menoscabar la actividad de la prensa especializada.

Editando un suplemento de turismo en un matutino de esta capital montevideana, hace más de tres lustros, tuvimos la propuesta de un empresario que aún hoy, tiene una de las más importantes transportadoras regionales y operadora de turismo.

La compra era importante, sumaba varios miles de dólares; cuando le preguntamos la forma de pago nos dijo: "canje por pasajes".

Esa modalidad, la aplicaba con todos los demás, nosotros lo sabíamos y también sabíamos que "todos los demás", tenían guardados en sus cajones, "montañas" de pasajes sin poder utilizarlos. Ocurría que esos pasajes debían ser usados en invierno cuando la cordillera no daba paso y ni se podía siquiera preguntar, para usarlos en verano, semana santa, vacaciones de setiembre, etc.

Como la publicidad en cuestión, era para la operadora, para promover paquetes turísticos, le dijimos que debía pagar con excursiones; en esas bases, se firmó el acuerdo.

Hace poco tiempo, nos llamaron a la oficina y nos dijeron que podíamos pasar a firmar un contrato de publicidad con una naviera fluvial de nuestro medio. Preguntamos extrañados, dado que no habíamos negociado en absoluto, cómo era el convenio.

Se nos respondió que era por seis pasajes Montevideo-Colonia-Buenos Aires ida y vuelta. Ingenuamente preguntamos ¿por mes?
La respuesta fue: es un contrato por seis meses y se paga en total, seis pasajes.

En aquella oportunidad, el empresario-transportista, vio como en poco más de dos meses, le vendimos ( y nos cobramos) todo el paquete de excursiones y cada vez que íbamos a buscar un voucher, poco menos que se le caían las lágrimas.

Al poco tiempo (él lo recordará), en La Pasiva que estaba en el rincón de la Plaza Independencia, nos encontramos y nos dijo:"fuiste el único que me ....". Estaba acostumbrado a tener publicidad gratis, o mejor explicado, el único costo que tenía era de imprenta, para la confección de los tickets que jamás se utilizaban.

A la naviera de los seis pasajes, le contestamos que podían guardar nomás el contrato, que preferíamos contar la anécdota, que nos iba a redituar más que su ridícula forma de pago ofrecida.

¿Que es lo que queremos decir con esta nota?

Que es muy raro que un empresario de verdad, haga un favor con dinero.

Si alguien decide contratar publicidad, es porque la necesita o le sirve.

Las reglas imperantes en el mercado, le posibilitan pagar con canje o permuta y por ende, ofrecer esa modalidad.

Está en la contraparte, la aceptación o la negativa.

Nos parece perfecto que se pueda negociar en canje; se puede considerar moneda de pago. Eso si, una moneda no dice de un lado "sólo me puedes usar en baja temporada" y mucho menos "sujeta a disponibilidad".

Algún día, se regularizará esta cuestión. Cuando llegue ese día, alguien desempolvará este artículo y dirá "El Negro tenía razón". Mientras tanto, de a poco, seguimos intentando sumar avisadores.

SAH