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Somos tan improvisados, tenemos todo tan "atado con alambre" que cualquier vientito nos voltea.

Los bañistas de Rocha, los controladores aéreos, las autoridades a las cuales responden éstos y algunos empresarios privados, son parte de este folclore.

Por un lado "esperamos a la temporada para presionar" y por el otro dormimos la siesta eterna, no preveemos que hay que ajustar salarios, que hay que contestar reivindicaciones que vienen de lejos.

Entonces, como en tantos otros casos, cuando deberíamos ser un relojito de precisión funcionando de cara a los visitantes, damos lástima.

Somo de cuarta, no somos serios.

Como tampoco son serios algunos empresarios que nos tratan durante todo el año y en el momento de firmar, se hacen los distraídos o los olvidados.

Ahí es peor aún la cosa.

Estamos bastante veteranos como para no darnos cuenta quienes son los que se acercan para sumar y quienes lo hacen para llevarse algo.

Que cada quien se ponga el sayo que le corresponde.

Estamos abriendo un camino que estaba ahí, cubierto de maleza.

Lo hemos hecho a fuerza de periodismo puro, coherencia y acuanimidad.

Eso trajo aparejado números de audiencia insospechados que a su vez, hacen trascender el trabajo a nivel internacional.

Estamos diseñando barandas nuevas para nuestro carro; son un poco más altas. Nos vemos.