por Flavia Fernández
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Naomi Campbell se escapa a la playa nudista; Zidane, en cena familiar.
Más internacional que nunca, Punta del Este brilla por sus fiestas top y un circuito de propuestas sofisticadas como comer bajo las estrellas en sitios desiertos o bailar hasta la madrugada entre viñedos, como sucedió hace días en Finca y Granja Narbona, el emprendimiento inmobiliario-gastronómico del empresario Pacha Cantón, que atrae curiosos y posibles compradores en la zona del golf, en La Barra.
Allí está construyendo su finca Valeria Mazza y, en el corazón del lugar, funciona un restaurante y almacén, famoso por los quesos artesanales que llegan desde Carmelo, el pan casero cocinado en horno de barro y una importante cava.
La movida de la ruta 10, en La Barra, sigue siendo un clásico. La heladería Freddo es el centro de encuentro de los adolescentes. Cero y los nuevos restó de inspiración art déco se destacan por el mix de argentinos, brasileños, mexicanos, italianos y alemanes; el bar Rex se promociona como "el mejor chivito in town " y reúne motoqueros fashion y famosos, como Marcelo Tinelli o Nicolás Repetto.
Pero la nueva onda de la transitada ruta (en horas pico es imposible no ir a paso de hombre) son los imponentes Hummers -muchos con patente paraguaya y brasileña- que desfilan a toda hora y a todo volumen, muy al estilo Ocean Drive de Miami.
Desde la Punta al puente de La Barra las propuestas inmobiliarias crecieron de forma inimaginable. Por lo menos diez torres nuevas y complejos de cuatro o cinco pisos con piscinas imponentes y construcción minimalista hoy dan una nueva imagen a la costa de las aguas bravas. Lo mismo está sucediendo entre Manantiales y José Ignacio, el ícono de lo sofisticado, donde crecen las propuestas para salir a comer o vivir en complejos que combinan lo chic con la rusticidad del lugar.
El ejemplo es Casa Suaya y Laguna Escondida, el flamante emprendimiento inmobiliario de los empresarios Enrique Echebarne Bullrich y Jorge Pérez, un oasis de lagunas y palmeras apenas pasando la entrada de José Ignacio, donde se construirán casas y un hotel boutique. Ahí mismo se realizó la fiesta más esperada del verano, la de Chandon, que contó con 1200 invitados vestidos de blanco, cuatro mil agapantus del mismo tono, centenares de velas y antorchas y la comida del reconocido cocinero Jean Paul Bondeaux.
Las figuras internacionales de la temporada son la modelo Naomi Campbell (ya son famosas sus escapadas a Chihuahua, la playa nudista) y el jugador de fútbol francés Zinedine Zidane, que estuvo con su familia de gran cena en Lo de Tere, el tradicional restaurante del puerto. Giusseppe Cipriani es un clásico en el Este, y también sus costumbres grandilocuentes. El italiano -que se mueve para todas partes con diez amigas europeas- pide cerrar un sector del boliche Tequila cada vez que tiene ganas de bailar.
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Podría decirse que hay invasión de Minicooper azules, simpáticos autos en los que pasean famosos, como Leticia Bredice, Humberto Tortonese o Anita Alvarez de Toledo. La flota generalmente parte de Chacras de La Barra, la exclusiva zona donde está instalado el Mass group, dirigido por el relaciones públicas Wally Diamante que, además de organizar superfiestas, ofrece el novedoso servicio de party planer.
"Trabajamos con exclusivas agencias de viajes y grupos muy chicos. Lo que hacemos es darles un teléfono y los vamos guiando, les hacemos reservas en los lugares más top, los conectamos con constructores y les damos acceso a las fiestas exclusivas, esas a las que todos mueren por ir", explican.
Junto con el entusiasmo del año nuevo, los fuegos artificiales continúan como broche final de cada fiesta. Los más espectaculares siempre parten de la mansión de Amalia Fortabat, que inaugura cada año con media hora de destellos. Algo similar sucede en la tradicional fiesta de Lacoste, en La Huella (José Ignacio) y en las casas de Eduardo Costantini y Susana Giménez, que estrenó 2008 con amigos y figuras del espectáculo, como Moria Casán.
Los empresarios Franco Macri, Manuel Antelo, Pablo Roemmers y Cristiano Rattazzi ya dieron el presente en el Este y se muestran relajados en restaurantes de moda como El Camino (Manantiales) o el original Marismo, pasando José Ignacio, donde se come bajo la luz de la luna, frente a un fogón y con la mesa clavada en la arena.
Muchas familias amantes del casino siguen prefiriendo el Conrad (donde tuvo lugar el desfile de Roberto Giordano) que, además, tiene sala de juegos y divertidas actividades para niños. El Mantra, en pleno bosque de La Barra, se destaca por la alta gastronomía y actividades vinculadas con el arte, como la subasta de cascos antiguos pintados por artistas plásticos. También habrá una importante gala de carnaval, el 2 de febrero, que ya tiene vendido el 70 por ciento de las entradas.
A la espera de las próximas fiestas (la de Fiat y otra de Chandon, con cabalgata incluida), torneos de polo y de golf, el público esteño transita sin pausa entre la Brava y la Mansa buscando paz o marcha, según el caso u ocasión.
fuente: lanacion.com