por Sergio Antonio Herrera
18 ENE 08 PDU
Al parecer, el más noble culto que se les rinde a los prohombres
latinoamericanos es el mantenimiento del nombre del torneo de fútbol
continental.
Si los Libertadores de América se levantasen de sus tumbas, no creerían lo que está pasando.
Argentina bloquea a Uruguay; Venezuela le moja la oreja a Colombia, Bolivia se pelea con Bolivia y Chile llama en consulta a su Embajador en Lima.
Ante todo esto, Itamaratí, como siempre, hace la plancha.
¿Cómo pueden llegar a funcionar los bloques regionales con semejante panorama?
El tiempo pasa y no aprendemos nada, o peor aún, desaprendemos.
Bien podría Chávez hacerle caso a Juan Carlos.
Uribe se curaría su tortícolis si girara un poco el cuello y dejara de mirar solo hacia el Norte.
Estaría bueno avisarle a Evo que todo bien pero, cambiar de una, la historia de siglos, lleva su tiempo.
¿Que les puede costar?, ¿Cuánto puede incidir en la soberanía de chilenos y peruanos, ceder unos poquitos quilómetros de costa, de los miles que tienen, para que Bolivia tenga un puerto?
El gobierno argentino ¿no se dio cuenta aún que su propio pueblo se rebeló? los piqueteros entrerrianos ya no juntan gente ni para hacer una asamblea pero, los cuatro o cinco cabecillas siguen viendo fantasmas y Uruguay, de rehén.
Mientras tanto, nos siguen cambiando nuestras riquezas por espejitos.
Un Imperio se desploma y nos arrastra; otro clece y nos invade vía containers y el restante, como un packman, va tragando todo lo que se le cruza y conquistando otra vez, sin armas pero con euros, América Latina entera.
Violeta, Alfredo, César, Víctor, Daniel, Atahualpa ¿para qué cantaron?.
Y para peor, el último que quedaba, el Nano, le da piquitos a Joaquín. Nos vemos.