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Lunes, 18 Febrero 2008 20:26

Carla Bruni: una mujer "polígama" detrás de Nicolas Sarkozy

 por Lola Galan, El País de Madrid


De supermodelo a primera dama.  Millonaria de nacimiento, supermodelo, cantante, ex de Mick Jagger y Eric Clapton, Carla Bruni se prueba ahora como primera dama francesa
 
. El presidente Sarkozy se recupera del desplante de su ex con una "domadora de hombres". 

Lo último que podía esperarse de Carla Bruni, una "domadora de hombres", según definición propia, es que aceptara convertirse en primera dama de Francia, un papel encorsetado que espantó a su antecesora. ¿Lo domará también a su gusto la nueva presidenta? Su boda con Nicolas Sarkozy (primera para ella, tercera para él) tiene la apariencia de ser una operación de imagen con la colaboración de un publicitario, Jacques Séguéla, hoy uno de los mejores amigos de Sarkozy.

El propio Séguéla ha contado los pormenores de la cena, organizada por él mismo, en la que se produjo el irresistible flechazo. Era urgente restañar la herida abierta en el corazón y en el orgullo del presidente francés por la huida de su anterior esposa, Cécilia Cyganer, hace apenas tres meses. Un triunfador como Nicolas Sarkozy tenía que recuperarse cuanto antes de un desaire tan grave hecho a la vista de todos. Conquistar a una belleza oficial como la ex modelo italiana le salva de esa ignominia, pero ¿y Carla?, ¿qué gana ella con esta asociación? Poder, desde luego. Y un nuevo trampolín desde el que reinventarse a sí misma, votante declarada de izquierda.

Trece años más joven que Sarkozy y varios centímetros más alta, con un patrimonio de casi 19 millones de euros frente a los poco más de dos millones de que dispone el presidente, la nueva primera dama de Francia ha ganado todos los juegos en los que ha intervenido. Su primer triunfo fue como modelo internacional. Llegó a las pasarelas con apenas 19 años y en unos meses ya figuraba entre las 20 mejores maniquíes, con ingresos anuales de unos siete millones de euros al año.

Sentado en primera fila había siempre algún novio más o menos famoso: directores de cine; intelectuales como el abogado judío Arno Klarsfeld; cantantes como el productor de su primer álbum, Louis Bertignac.

Guapa, rica y famosa aún antes de pisar una pasarela -por obra y gracia de su nacimiento, en el seno de una familia de la burguesía piamontesa-, Carla llegó al mundo en Turín el 23 de diciembre de 1967. Era la tercera de los tres hijos del industrial Alberto Bruni Tedeschi y de Marisa Borini, una pianista discreta. Alberto era el heredero único de Virginio Tedeschi, judío convertido al catolicismo, que creó el imperio Ceat (fábrica de llantas de automóviles de Turín).

Músico repleto de ambiciones artísticas el padre; concertista de piano la madre; actriz y realizadora de cine la hermana Valeria, de 43 años, y, mientras vivió, aventurero aficionado al mar el hermano mayor, a Carla no le quedaba otra salida que ser artista.

Carla salió de Italia con apenas 5 años. En 1972 la familia optó por trasladarse a París, aterrada por la oleada de secuestros y las amenazas de las Brigadas Rojas. En París se instalaron en una casa suntuosa, cerca de la Torre Eiffel, atendida por mayordomos y camareros, según contó hace unos días al Gazzetino de Venecia una ex niñera de los Bruni Tedeschi, Maria Anna Parolin. La empleada aseguraba que era frecuente encontrarse en la mesa del almuerzo a personajes de la vida pública francesa, entre ellos al propio Jacques Chirac.

Después de vender la Ceat, Alberto vivía sólo para la música y el coleccionismo. Una atmósfera de familiaridad con la fama, la belleza y la cultura que forjarían el espíritu de Carla. En una entrevista a raíz de la presentación de su segundo álbum de música, No promises, en febrero de 2007, la ex modelo contaba que aprovechaba las horas de espera en el backstage leyendo novelas de Dostoievski camufladas entre las páginas de las revistas de moda.

La mujer que confesaba no hace mucho en una entrevista a la revista Figaro Madame ser monógama sólo de vez en cuando - "prefiero la poligamia y la poliandria", declaraba- estaba decidida desde el principio a apurar la copa de la juventud y la belleza. Eric Clapton, uno de sus primeros amantes megafamosos, asegura en su reciente autobiografía que la entonces joven modelo le enseñó "a diferenciar entre lujuria y amor y, más tarde, entre placer y felicidad".

El breve romance se desarrolló en 1989, en Nueva York, donde Clapton grababa su disco Journeyman. Y duró más o menos hasta que llegaron a la ciudad los Rolling Stones en una de sus giras. Carla quería conocerles. Clapton la llevó hasta el camerino de Mick Jagger no sin antes advertir al cantante: "Por favor, Mick, ésta no; creo que estoy enamorado (...)", pero nada evitó que Jagger y Bruni iniciaran casi de inmediato un romance clandestino, que duró siete años y provocó, a la larga, la ruptura del matrimonio del líder de los Stones con la millonaria tejana Jerry Hall.

Carla también mantiene una relación con el filósofo Jean-Paul Enthoven que termina abruptamente, tras un inocente viaje a la mansión del consuegro de Enthoven, Bernard-Henri Lévy, en Marraquech.

La historia es una de las más osadas en la biografía donjuanesca de Carla. En el palacio de los Lévy se alojan también la hija del filósofo, Justine, y su guapo marido, Raphaël Enthoven, 10 años más joven que Bruni, que lo conquista con velocidad felina. Al año siguiente, en 2001, nació el hijo de ambos, Aurélien, y un año más tarde, Bruni lanzó al mercado su primer álbum, Quelqu`un m`a dit, un fabuloso éxito comercial, del que vendería dos millones de copias.

Se advierte en Carla una cierta obsesión por aparecer no sólo como una belleza con cierto gusto musical, sino como una persona culta y con criterio. Prueba de esos deseos es su segundo álbum, No promises, realizado con la ayuda de su amiga, la cantante Marianne Faithfull, repleto de canciones sobre textos de poetas ingleses, desde W. B. Yeats hasta W. H. Auden o Emily Dickinson. Esta vez el éxito ha sido menor.

¿Cómo interpretará Carla Bruni este papel? De momento, los indicios apuntan a que se atendrá a su propio guión. Y la primera visita oficial de la pareja, prevista para marzo, no deja de ser un inquietante augurio. Viajarán al Reino Unido, cuna del mito de Diana. Que se prepare Sarkozy, porque los paparazzi ya han anotado la fecha, y sus cámaras apuntarán a Carla.

fuente: elpais.com.uy