Pero el turismo es algo muy sensible a factores externos y  puede cambiar súbitamente, si no se lo controla en forma adecuada y permanentemente.

No es que el deseo humano de viajar decaiga (nada lo hace prever)  pero si puede cambiar sus formas y gustos y afectar una destinación(es) positiva o negativamente.

Hoy, sin que todavía se noten sus signos en forma muy ostensible, tres factores están creando alertas en el mundo turístico:

1º) El Precio del Petróleo.

2º)La Caída del dólar y la consiguiente alza de las cotizaciones de otras monedas (y muy sensiblemente el Euro)

3º) La desaceleración de la economía norteamericana.

En el primer caso, los precios récord (especulativos o no) que están alcanzando los combustibles, afectarán todo el transporte, presupuesto insustituible del turismo y muy especialmente el de las compañías aéreas.

Éstas seguirán aumentando los precios,  especialmente las regulares, y por lógica en los vuelos de larga distancia (long haul).

Las compañías low cost, que operan en distancias cortas y medias, mantendrán sus ofertas competitivas.

En segundo lugar, el euro tornará cada vez más caro el viajar por Europa, que pese a su gran atractivo turístico, deberá competir con destinos sensiblemente más económicos(incluyendo el turismo interno de la zona del euro).

Finalmente, la anunciada recesión de la economía de EE.UU, hace prever una retracción  del consumo en ese país, incluyendo el turismo.

Hecho significativo si nos atenemos a la importancia de ese mercado.

Todas estas acciones y reacciones,  afectarán al turismo mundial y el nuestro propio.

Con un petróleo pasando cómodamente las barrera de los 100 dólares y el euro en constante aumento, debemos pensar seriamente cuales serán las políticas que adoptemos, para aprovechar las oportunidades lo máximo posible y evitar las amenazas que puedan sobrevenir.