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por Sergio Antonio Herrera
26 MAR 08 PDU
Decir que cualquier artículo sobre la aerolínea de bandera que nosotros
publiquemos, es de los más leídos, es confirmar que todo lo que rodea a
PLUNA interesa y mucho.
Es uno de esos temas que le importa a todos y no solamente a quienes trabajamos en el sector.
Obviamente encontraremos a quienes interiormente quieren que PLUNA sea una gran aerolínea y a otros, que la quieren ver cerrada.
Decíamos hace unos días que el Estado uruguayo, desde el inicio de la era Varig, en 1995, hasta la asunción de Leadgate, en julio del año pasado, había puesto 145 millones de dólares para mantenerla volando.
Más allá de las dificultades por las que ha tenido que atravesar la aviación comercial mundial hasta hace muy poco, a partir del trágico 11 de setiembre de 2001, las mismas que de alguna manera también, afectaron a PLUNA, ésta ha sido más erosionada por causas endógenas que exógenas como la señalada.
Ha sido tan deplorable el manejo de la empresa, históricamente, que la lectura que queda clara, a quien quiera curiosear un poco en estos setenta y dos años, es que la única explicación de la supervivencia, hay que buscarla por el lado de sus recursos humanos.
Y no solamente es transferible a esos recursos humanos el resultado positivo apuntado, también hay que pasarles a algunos funcionarios, la responsabilidad de una buena parte del déficit de PLUNA y también, en base a políticas gremiales ultradefensivas y conservadoras, del estado de cosas de la política aeronáutica nacional, la cual, a primera vista, necesita imperiosamente, más temprano que tarde, ponerse al día, ingresar en el siglo veintiuno.
En este mundo moderno y globalizado hasta el paroxismo, no hay lugar para empresas deficitarias de ninguna índole.
Nosotros deseamos que PLUNA vuele alto.
Pero, a menos que nos pongamos necios, sordos y ciegos, podemos evadirnos de la sensación térmica que produce la actual PLUNA S.A. y cada una de sus novedades.
Sin temor a equivocarnos, trataremos de resumir, en un párrafo, el pensamiento de la mayoría de los plunólogos autóctonos:
Sienten envidia, por la forma en que Leadgate accede al control del 75% del paquete accionario; ven a Campiani y compañía como gente que está de paso y poco menos que como si fuesen aves de rapiña.Muy pocos creen que los Bombardier puedan ser los aviones ideales a utilizar y la inmensa mayoría descree del plan de negocios pues se lo vincula naturalmente con el fracasado plan de Uair. En definitiva, como la mhistoria de los grandes negocios en el Uruguay, generalmente ha estado teñida de suspicacia, por ser benévolos en la calificación, se piensa que esta etapa de PLUNA es una más y lo que es peor, hay mucha gente que dice que si esta operación se hubiese dado en gobiernos blancos o colorados, habría interpelaciones todos los días.
Nuestra posición es conocida por todos, estamos a favor del proyecto y queremos que sea exitoso. Ese es nuestro deseo. Hemos avanzado bastante en el conocimiento interno de la nueva etapa y podemos decir que renovamos la fianza; cada día que pasa nos convence más todo lo que se está haciendo y ya dijimos que los aviones nos han sorprendido favorablemente.
Nuestra única reserva, continúa siendo precisamente el Plan de Negocios. Nada más que el Plan de Negocios pero, nada menos que ello.Nos vemos.