"Son las 08.40 hora local, comenzamos el descenso hacia el Aeropuerto de Barajas donde estaremos aterrizando a las 9.10", dijo la voz del Comandante Fernando Zás, para agregar minutos más tarde: "Estamos en posición 7, por lo cual demoraremos cinco minutos más de lo previsto en aterrizar; hay tiempo bueno y la temperatura es de 10 grados".
Nuestro destino en esta estadía era Moralzarzal, en las sierras, cercanas a Madrid. Metro y autobús, breve estada para dejar equipaje y seguir de inmediato hacia El Escorial, primera etapa de esta mezcla de encuentro familiar y actualización profesional.
La imponencia del legendario enclave, el entorno mágico serrano, fueron el marco para la primera sorpresa: cuando ya promediaba la tarde, el apetito nos guió hasta La Chistera, en la plaza detrás del Monasterio y allí, lo primero que vimos fue un cuadro con el mapa del Uruguay en la pared, mientras escuchábamos al joven Fabián Machado, viendo una cajilla de Nevada sobre la mesa decir: "¿uruguayos?, soy del Cerrito de la Victoria".
Como no podía ser de otra manera, el menú fue un exquisito bife con ensalada y papas fritas. Buen precio, mejor atención y la calidez del entorno compatriota; recomendable de verdad.
Hay un elemento decisivo en estas primeras horas: el Abono Turístico: por 5 días 30 euros y por 41, una semana. Desde El Escorial a Moncloa en bus, en tres cuartos de hora y unos pocos minutos más, para llegar, en Metro, a la Puerta del Sol, donde respira Madrid nocturno y a través de las callejuelas típicas, la llegada a la Plaza Mayor.
Comenzamos a contornarla buscando; la memoria nos fallaba y no encontrábamos la Calle de Botoneras; decidimos preguntar y así, llegamos al Nº5 de la mencionada arteria para reencontrarnos con Los Galayos, el mismo Restaurante que dos décadas atrás, fue el escenario de una visita para nosotros inolvidable y en estos momentos,nostálgica.
Ya no está Don Esteban allí y junto a nosotros, tampoco Rodolfo Llacer quien nos llevó hasta allí. Como una película comenzaron a aparecer imágenes de aquella oportunidad en la que habíamos arribado a este maravilloso entorno, de paso a Santander, a un Congreso de Omvesa, junto a, por ejemplo, Antonio Gallichio, Corina Chapuis, Aníbal Rodríguez, Cristina Alvariza, Marina Bidegaray, el inolvidable Oscar Touris, Alfredo Lanzaro y el actual Rizzi-bodeguero, entre otros tantos protagonistas que hoy, nos vienen a la memoria.
Fue tan impresionante el despliegue gastronómico de aquella vez que jamás lo olvidamos; veinte años no es nada y es mucho. "Señor, Don Esteban no está más aqui" nos respondió a nuestras espaldas un molesto trajeado, quizás encargado, destrozando en esa frase y con su tono, todo el tiempo de buen recuerdo y esperanza que nos llevó , nuevamente hasta Los Galayos. Actitud contrastante con la del joven propietario de Olé Madrid, quien dejó de atender su negocio, minutos antes, para ayudarnos a encontrar la calle de Botoneras.
Así es esta Madrid de Primer Mundo; antagónicas actitudes de quienes atienden bien al turista y quienes se han creído la película y lo maltratan.
Mañana retornaremos a Toledo, con gusto, se lo contaremos. Nos vemos.