No existe "gimnasia" de comunicación en nuestras costumbres; se da mucha cosa por sobreentendida; se teme pecar por reiterativos y en algunos casos, se busca retacear la información a propósito por temores o por simple conservadurismo y por ende, no se comunica.

En las últimas horas, en una empresa que está en la mira de todo el país, como lo es sin dudas, PLUNA, se registró un hecho que pasó desapercibido para el público en general y sobre el cual, a propósito, quisimos dejar pasar unas 48 horas para ver que sucedía.

Ayer jueves, luego de casi dos días fuera de servicio, volvió a volar el flamante CRJ900 Bombardier.

Un sellante del tanque de combustible fue la causa de la desafectación del novel aparato.

El miércoles hicimos la consulta al sector correspondiente , se nos confirmó la noticia y se nos prometió información ampliada, la cual nunca llegó a pesar que al día siguiente la reclamamos.

Ayer jueves, nos dirigimos a otro sector y se nos amplió la información verbalmente.

Separemos el análisis en dos partes bien concretas.

La primera, es lo que tiene que ver a la falla en si. Hay total coincidencia en todas las fuentes consultadas que este tipo de desperfectos son más comunes de lo imaginable en aviones nuevos y hay también coincidencia en comparar la situación, al "ablande" de un automóvil. Inclusive se nos advirtió que pueden seguir dándose fallas por el estilo.

La segunda, para nosotros más importante porque no responde a un imponderable, sino a una actitud enraizada en nuestra forma de ser, es el silencio informativo.

Las nuevas autoridades de PLUNA pero, sobremanera los funcionarios ejecutivos que tienen años en la empresa, que conocen nuestra plaza, deben tomar debida nota que es un error que puede costar muy caro, en el futuro, mantener esta actitud.

A nosotros, que estamos bastante lejos geográficamente del Aeropuerto de Carrasco, nos llegó la versión que a alguien, no creemos que inocentemente, se le ocurrió soltar: "este Bombardier es usado..."

Si personalmente no hubiésemos asistido como asistimos, al nacimiento del CX-CRA y no hubiésemos aspirado "el olor a nuevo" que tan acertadamente destacó uno de los integrantes de la tripulación que lo trajo de Montreal, podríamos dudar a partir de esa aseveración.

Entonces: ¿Por qué dejar la puerta abierta para que entren suspicacias?. Nos vemos.