Se convencieron que Gardel nació en Toulouse.
Comparten con nosotros la admiración por China, Francescoli, Leguisamo, Ferrer y Víctor Hugo, maldiciendo por lo bajo, el hecho que hayan nacido acá.
Se dice de ellos que son tanos que hablan español y se creen ingleses; como buenos hermanos, a veces nos aman y a veces nos odian.
Siempre nos han abierto la puerta, han admirado nuestro humor y nos han respetado; siempre ha habido porteños fanfarrones e insoportables que en el tablón corean u-ru-gua-yo.
Siempre han sido nuestros mejores clientes y a la vez, nuestros mejores anfitriones.
Cuando son más creíbles y mejores, es cuando Argentina anda mal; cuando como ahora la economía anda bien y son el mejor destino turístico de América, se ponen insoportables.
Se olvidan de todo y van a La Haya por una supuesta contaminación de una planta que quizás algún día contamine un poquito; nos bloquean, con el permiso y el apoyo del gobierno y denigran nuestra institución presidencial.
De pronto, la valija de Antonini, el paquete de Miceli, la papelera de San Pedro y el humo de ahora, se unen al acomplejado Pergolini pidiendo mogólicos en los shows, a Adriana Aguirre con su patético marido en todas las pantallas y entonces, la decadencia del Imperio Romano, es un cuento de Heidi ante la de la televisión porteña que es el fiel reflejo de su sociedad.
El mercado del otro lado del río es enorme y da para toda esa frivolidad e incoherencia; el tamaño es la gran diferencia, el nuestro es tan pequeño que hace impensable una farándula con integrantes mediáticos, transgresores, donde se idolatre a adictos famosos y reiterativos.
Es sólo cuestión de tamaño. somos tan parecidos que igualmente, tomamos prestado al jet set porteño y a través de las revistas del corazón, la radio y la TV, vivimos de prestado esa vida, esa realidad ajena.
Por ello,el mensaje es para argentinos y uruguayos, para nosotros mismos, es decir, para el Ser Rioplatense: no quieran "separarse" mi pretendan "tomar distancia".
Unos por agrandados y otros por voyeurs; dependiendo del tamaño del mercado, de la balanza comercial, la situación cambiaria y como ahora, para donde sople el viento,aunque parezcamos diametralmente opuestos, somos casi el mismo perro con diferente collar. Se aceptan quejas y disidencias de ambas orillas. Nos vemos.