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Lunes, 05 Mayo 2008 05:43

Ley de procedimiento policial: una nueva preocupación para los uruguayos

 por Sergio Antonio Herrera

05 MAY 08 PDU
La inminente aprobación de la nueva ley de procedimiento policial, lejos de tranquilizarnos nos preocupa.


Que se deben tomar medidas que frenen la delincuencia es un punto que nadie, sensatamente puede discutir pero, de ahí a darle a la policía poco menos que vía libre, hay un abismo.

Sinceramente, con los salarios que ganan nuestros policías, con la insuficiente instrucción que tienen nuestros policías; en las paupérrimas condiciones que deben vivir nuestros policías y sus familias, muchos de ellos compartiendo barrio o asentamiento con los delincuentes, ¿es acertado dejarles entrar a cualquier casa por la noche sin orden del juez?

Con la escasa seguridad que hay en la calle, si no detengo mi auto ante la orden de un policía de particular (¿como adivino que es policía y no un ladrón?)¿quien me asegura que no me balea?.

Si en nuestro país tuviésemos una policía bien remunerada, bien entrenada, coexistiendo en un pie de igualdad con el resto de la sociedad, no habría mayores problemas, máxime, cuando uno tiene hábitos de vida dentro de la decencia y el decoro, pero, en las actuales circunstancias, no exageramos si decimos que además de preocuparnos, la aprobación de la ley de procedimiento policial nos llena de temor.

Los ciudadanos comunes, con hábito de trabajo, es decir, la inmensa mayoría de nuestra población, quedará a merced de la discrecionalidad de compatriotas mal remunerados, insuficientemente entrenados, preparados y equipados.

Nos parece un gran error esta medida.

Antes que aprobar esta ley, deberían agotarse las acciones para bajar la criminalidad.

Terminar con el hacinamiento en las cárceles; convertirlas en verdaderos centros de rehabilitación; hacer que los reclusos trabajen, estudien, hagan deportes, generen remuneraciones que les permita ayudar a la familia que han dejado desamparada y no  que vivan, como ahora, en verdaderos centros de aprendizaje de más delito, más drogadicción, más conducta nociva.


Decimos esto, ya que no se intenta siquiera, hacer lo que sugerimos en el cuento La Isla, que es lisa y llanamente, convertir nuestro país en un territorio 100% libre de delincuencia, cerrando todas las cárceles y enviando a todos los reclusos a la Isla de Flores bajo estrictas medidas de seguridad.

La gente decente y trabajadora está harta de la violencia y la delincuencia y encima, por ley, ahora deberá preocuparse de este otro problema. Nos vemos.