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Recibimos del INAU un material que contiene indicadores, datos y
tipificaciones que consideramos valioso para ser presentado como un
servicio a la comunidad.
La violencia y el abuso no son fáciles de detectar y tienden a invisibilizarse socialmente. Si en general, los delitos y actos de violencia son un fenómeno particularmente oculto, y existe una alta subdeclaración de información que agudiza en el caso de la violencia y maltrato sobre los niños/as y jóvenes en el ámbito intrafamiliar. De hecho, este fenómeno posee tres características especiales que lo hacen en buena medida inexpugnable:
I) ocurre al resguardo de la privacidad del hogar, bajo un sistema de creencias que le atribuye al modelo de familia patriarcal y tradicional el lugar de lo seguro, privado y del cuidado;
II) generalmente involucra una relación de parentesco íntimo o directo entre la quien agrede y quien es agredido;
III) quien es agredido es menor de edad y se encuentra en una situación especialmente desprotegida y vulnerable.
Es razonable también que quienes ejercen violencia oculten las situaciones y así evitar las consecuencias negativas (policiales, judiciales, clínicas, sociales, estigmas, etc.). En este sentido, es esperable que quien sufren las situaciones de violencia y otros miembros del núcleo familiar desistan de informar o denunciar la situación, por temor al propio victimario y/o a las referidas consecuencias que tendría dicha denuncia sobre la organización familiar.
Además parece oportuno destacar que las situaciones de violencia intrafamiliar se dan en un contexto de silencio y ocultamiento legitimado por sistemas de creencias y comportamientos. Estos sistemas de creencias tienden a legitimar los contextos de desigualdad y sometimiento de un género hacia el otro y de los adultos hacia los niños/as y adolescentes.
En particular, el abuso sexual infantil es un problema que afecta la vida de una gran proporción de niños y adolescentes a nivel mundial. Sin embargo la proporción de casos conocidos es una mínima parte del problema.
Es conocido que los abusos sexuales no ocurren frecuentemente en contextos desconocidos para ellos. En un porcentaje elevado de casos (85% según Informe Gestión Sipiav) los agresores sexuales son los propios padres o familiares, y 6 de cada 10 de los agresores eran hombres.
El Sistema Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav) presenta el informe de Gestión a un año de su implementación sobre 267 actuaciones, concluyendo que un 28% de esos casos atendidos habían sido víctimas de violencia sexual.
Además es destacable señalar que la amplia mayoría (79%) de las situaciones de maltrato o abuso fueron diagnosticadas a partir del relato de los propios niños. El resto fueron por sospechas de un tercero (9%) y una mínima porción (1%) por marcas que presentaban los chicos.
De los casos atendidos por el sistema SIPIAV que eran víctimas de violencia sexual, el abuso se interrumpió en 91% de los casos. En 3% empeoró y en 6% no se produjeron cambios.
La gravedad se encuentra en el sufrimiento que esta experiencia ocasiona en la vida de las niñas, niños, adolescentes y sus familias, ya que los efectos inmediatos y de largo plazo constituyen una amenaza potencial al desarrollo psicosocial de los niños y jóvenes que fueron violentados.
En el total de los niños asistidos por diferentes tipos de maltrato la violencia física se interrumpió en 10% de los casos y mejoró significativamente en 22%. En lo emocional cesó en 7% de los chicos y en lo relacional se detuvo en 8%. (según Informe Sipiav)
Ante lo expuesto, es evidente la necesidad de prevenir la ocurrencia del abuso sexual infantil, así como también de realizar acciones tendientes a disminuir la cifra de los abusos sexuales.
Tenemos que partir de la concepción de la auto-protección. Esto se basa en:
a- Potenciar y fortalecer la Educación sexual.
b- Desarrollar habilidades para poner límites ante las situación de abuso
c- Enseñar estrategias de detección precoz del abuso.
d- Fortalecer la capacidad de denuncia por parte de los niños.
El INAU ha realizado un Protocolo de Intervención para Situaciones de Violencia hacia niños, niñas y adolescentes con el objetivo de brindar a sus Equipos de Trabajo herramientas para la detección y tratamiento de estas situaciones.
En este sentido, partimos de la definición de "Abuso Sexual" concebido como "el ejercicio abusivo de poder de un adulto hacia un niño para satisfacción sexual de quién lo ejerce, en detrimento y con desconocimiento de la voluntad del niño. Puede ser de tipo no comercial y comercial".
Identificación de indicadores de violencia
En el espacio del Sistema INAU las situaciones de violencia se detectan a partir de:
Relato de niño/a
Relato de un familiar
Relato de otro niño
Relato de vecino.
Relato de un técnico de otra institución
Interesa señalar las situaciones que involucran a la perpetración del abuso.
Tocamiento de genitales del niño o niña por parte del abusador.
Tocamiento de otras zonas del cuerpo del niño o niña por parte del abusador.
Incitación por parte del abusador al tocamiento de sus propios genitales.
Penetración vaginal o anal o intento de ella ya sea con sus propios genitales o con otras partes del cuerpo (Ej. dedos) o con objetos (Ej. palos) por parte del abusador.
Exposición a material pornográfico (Ej. revistas, películas, fotos)
Contacto bucogenital entre el abusador y el niño.
Exhibición de sus genitales por parte del abusador al niño.
Utilización del niño en la elaboración de material pornográfico( Ej. fotos, películas)
Indicadores Físicos
La mayoría en forma aislada no es determinante, pero si se presentan se debe indagar.
Picazón, dolor en áreas genitales o anales
Lesiones o sangrados en dichas áreas
Infecciones urinarias repetida
Enfermedades venéreas
Embarazo
Hematomas en muslos
Dificultad para caminar
Indicadores de comportamiento (ninguno en forma aislada es determinante, ante la presencia de los mismos se debe contextualizar e indagar).
Introvertida/o
Callada/o
Pobre rendimiento escolar
Miedo a los adultos/as
Insegura/o.
Pobre o idealizada relación con los padres, especialmente el abusador.
Comportamiento sexual inapropiado para la edad
Intentos suicidas
Promiscuidad
Trastornos varios: comida, sueño
Fugas de hogar
Depresión
Violencia hacia otros
Auto agresión
Aislamiento
Fuentes: Informe Gestión Sipiav; Protocolo de Intervención para Situaciones de Violencia hacia niños, niñas y adolescentes (INAU); "Violencia hacia niños, niñas y adolescentes: Algunos apuntes para la evaluación" (Soc.NicolásTrajtenberg Plan Estratégico INAU) y A.S. Mariela Solari (PNUD);
PENALIZADO POR LA LEY
En relación al marco legal en este tema, la Ley 17.815 sobre violencia sexual comercial o no comercial cometida contra niños, adolescentes o incapaces fue aprobada en 2004 y llenó un vacío legal que existía en Uruguay, más aun, cuando el país había ratificado el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño en relación a la venta, la prostitución y la utilización de niños en la pornografía.-
Esta ley tipifica los delitos de: fabricación o producción de material pornográfico con personas menores de edad o incapaces; el comercio y difusión de material pornográfico en que aparezca la imagen u otra forma de representación de personas menores de edad o personas incapaces, su facilitamiento, la retribución o promesa de retribución a personas menores de edad o incapaces para que ejecuten actos sexuales o eróticos de cualquier tipo ; la contribución a la explotación sexual de personas menores de edad o incapaces y el tráfico de personas menores de edad o incapaces.-