por Maria Victoria Rodríguez
Hace poco comentábamos sobre las características de los tan populares
bed & breakfast.Hoy nos acercamos a otra modalidad de alojamiento
dentro de las que podríamos decir más accesibles o económicas: los
hostels.
Todo comenzó a principios del siglo XX cuando un maestro alemán (Richard Schirrmann) se le ocurrió buscar más comodidades para cuando salía de excursión con sus alumnos por el campo. Los viajes de Schirrmann ganaron tanta fama que en 1909 el maestro se vió alentado a abrir el primer hostel en un castillo reconstruido en Altena, Alemania. Diez años más tarde, fundó la Asociación Alemana de Albergues para Jóvenes. y vió como el movimiento alberguista se expandió con rapidez, primero en Europa, y en el resto del mundo entre los años 30 y 50.
Las cinco bases que asegura un hostel son: bienvenida, limpieza, seguridad, privacidad y comodidad Hoy todos los hostels de las organizaciones que componen la Federación Internacional de Albergues para Jóvenes (IYHF) trabajan bajo la marca Hostelling International y cada uno de ellos debe cumplir con un sistema de normas mínimas garantizadas.
Claro, de acuerdo a la antigüedad del edificio, la localización, los servicios de la zona y demás, cada una de estas bases se cumplen en mayor o menor medida. Me ha tocado vivir la experiencia hostel en lugares donde la privacidad se define como habitaciones de 8 pares de literas, y en otros donde no había grandes diferencias con un hotel (de similar categoría).
Hostelling International no es una cadena, sino una organización global que hoy tiene más de 4.200 hostels en 80 países en Europa, América, Asia, Africa y Oceanía.
Hay un espíritu comunitario que se comparte, así como la premisa de las tarifas accesibles, pero no todos los hostels son iguales. Los hay pequeños y muy grandes; rurales y urbanos; sencillos y con gran infraestructura (piscinas, wi fi, excursiones, etc.). Más de uno está ubicado o en edificios antiguos o en ubicaciones excepcionales (como los de Nueva York). Sin embargo, los hostels no están categorizados por estrellas, como los hoteles tradicionales.
Las habitaciones suelen ser compartidas y separadas por sexo (entre 4 a 8 camas por cuarto) al igual que los baños comunitarios. Sin embargo, ya hay muchos que cuentan con habitaciones dobles o singles pagando una mínima diferencia. Además disponen de armarios o lockers donde los huéspedes pueden guardar sus pertenencias.
El tema de los baños compartidos es una experiencia que recomiendo vivir. Sea cual sea la edad, raza, credo o posición de cada viajero, todos nos encontramos a primera hora del día (o al regreso del paseo y antes de salir por la noche) en chanclas y toalla al hombro esperando nuestro turno a la puerta del baño.
Numerosos albergues disponen de habitaciones familiares, dotadas a menudo de baño privado por lo que se convierten en una alternativa muy válida y económica, para cuando viajamos con nuestros niños.
La cafetería suele ser el lugar de encuentro de toda la fauna viajera. Algunos hostels pueden incluir el desayuno, aunque lo habitual es que no lo hagan y que dispongan de máquinas expendedoras. De todas formas, todo el mundo va con su bocadillo o se lo arma allí, y comparte pan, fiambre y anécdotas.
Si bien las tarifas son, como dijimos, muy apetecibles, el rango es amplio y varía de los servicios ofrecidos, la época del año y la ubicación. No cobra lo mismo un hostel en el centro de Londres que uno en un pueblito de Chile. Sin embargo siempre resultan más económicos que otro tipo de hospedaje, ya que la base de las tarifas es el precio de una cama y no de una habitación. Pongamos, por ejemplo, entre 5 y 17 euros diarios.
Si piensan viajar con un grupo de amigos, consulten porque hay tarifas especiales y la posibilidad de bloquear todo un cuarto comunitario para ustedes.
La mayor parte de las reservas se hacen vía Internet, por buscadores o en las páginas de los propios establecimientos. Aquí debajo les dejamos el enlace a página oficial.
Como dijimos hace unos días no importa la edad para viajar joven. Y ésto se hace realidad en cualquier hostel donde jóvenes mochileros se suman a parejas o solitarios de mediana edad y hasta viajeros más adultos aún. En Suecia, la edad promedio de los clientes es de 55 años. En un hostel uno recibe un servicio básico pero recomendable y, además, se vive un ambiente jovial, alegre y viajero.
Sitio oficial | Hostelling International
www.diariodelviajero.com