que la solución era ir en un sentido opuesto al del otro, pero para acompañarse decidieron tomar el camino del medio.
Después de un corto recorrido se encuentran frente a frente con un tigre enorme, que los miraba fijamente relamiéndose.
Ambos se quedaron congelados, pero el japonés comenzó a abrir
lentamente su bolso, hasta sacar un par de zapatos de correr de última
generación.
El americano, a pesar del momento, y mientras el japonés se ponía sus zapatos, comenzó a reir diciéndole:
--Por más buenos que estén tus zapatos, nunca podrás correr más rápido que el tigre...
Y el japonés respondió:
--Más rápido que el tigre, no. Pero sí más rápido que tú...