Querido Roque:

Escribí querido y no estimado, ni apreciado. Será por eso que a dos por tres, me provocas alguna reacción, lo cual no logran quienes me resultan indiferentes.

Ayer, chateando con mi hijo Sergio, quien produce muy buena parte del Portal, desde su casa, luego que sale de su trabajo, tocando otros temas,le decía que estamos escribiendo las primeras páginas de la historia de la prensa digital.
 
Esta parte de esa historia, nos exige, entre otras cosas, marcar pautas convincentes y nos desafía a transitar la excelencia hacia la comunicación ideal.
 
La foto del autor de un artículo, dejando de lado arcaicos complejos, es comunicación pura; gracias a que de vez en cuando, -solamente cuando opino sobre algunos temas importantes- coloco mi foto, me reconocen cuando ando por el país e inclusive en el exterior y ello me ha permitido acceder a muchos lectores que pasan casi siempre, a integrar mis afectos.
 
Nunca pensé que poner mi foto sea otra cosa que comunicación, no me creo lindo y creo que lo sabes, tampoco importante.
 
Como es mi costumbre, siempre frontal, te cito y es por ello que me respondes; quizás no lo tengas en cuenta pero has sido vos mismo quien me llevó a escribir lo que origina esa reacción tuya.
 
El miércoles, en la cena del Radisson, en La Redención, cuando  como es costumbre entre ambos, me saludaste afectuosamente, me dijiste: "resulta que ahora el light sos vos...".
 
Tengo testigos que no tenía la menor idea de lo que me hablabas : no había leído tu editorial y además, como es común,de un tiempo a esta parte, la Intendencia de Montevideo me borró de sus registros, no me invitó  y por ello tampoco estuve en la instancia en que el ministro se enojó por última vez y entonces, amigos comunes me contaron lo sucedido y cuando llegué a casa, leí la nota que inclusive seleccioné para publicar, lo cual hice.

Al rato, me empezó a subir la temperatura y me puse a escribir.
 
Jamás criticaría el estilo de un colega; ni yo estoy obligado a que me guste el tuyo ni a vos el mío pero, de ahí a lo otro, hay un abismo.
 
Como bien dices, escribí en Editorial Turística; en la versión on line y en la gráfica y aunque quizás nunca lo pensaste, fue una etapa que me marcó y que decidió mi futuro inmediato, éste, el que vivo hoy.
 
De esto, hace unos tres años y algo, cuando yo casi no sabía enviar un mail y no tenía la menor idea de lo que era Internet y mucho menos un portal; pero el periodismo me abrumaba, se me escapaba por los poros y por la voz y trasuntaba comunicación sin solución de continuidad.

Y además del CCR (Correo de Carácter Reservado), un invento mío que consistía en enviar mails a mis contactos con un par de notas semanales. era la única forma de expresión con la que contaba.
 

Pero Editorial Turística no publicó una nota mía porque trataba de algunos temas políticos y otro día no se publicó otra porque trataba determinados aspectos que podían colisionar con algún avisador, entonces, ese impedimento, me hizo ver que tenía que buscar otra vía y como en Uruguay nadie creía en el periodismo especializado en turism y por consiguiente, no me dieron corte en varios diarios, revistas y radios, terminé acorralado y obligado, me tiré al vacío virtual y aquí estoy.
 
Insultaríamos nuestra inteligencia, la tuya y la mía, si nos pusiésemos a teorizar para ver quien es más duro escribiendo, al menos, no es mi idea; cuando digo que navegaba casi solo a diario, digo mi verdad, lo cual nunca pretende ser LA verdad (¡cuántas veces escribí esto últimamente!!). ¿Es o no verdad que hace dos años  y algo, escribo y opino casi a diario?.
 
Mi pasaje por tu medio me permitió conocer tus límites; los cuales, no compartía; de ahí a crearme una idea de tu  estilo, hay un solo paso.

Que tu editorial de referencia, fuese originado (lo citas vos mismo)por tres hechos que tienen directa relación contigo o con tu empresa, fue como una mojada de oreja y encima, tu comentario, en broma, pero comentario al fin...
 
Para no hacerla muy larga, lo que trasmite mi editorial es muy simple: por un lado mi respuesta a tu pregunta-comentario del miércoles y fundamentalmente, quizás por viejo o tal vez, valiéndome en parte del generoso reconocimiento que haces de mi influencia en tu elección, una forma de compromiso escrito que te generase continuar con la opinión jugada y un velado dato para que no le erres al camino.
 
No hay segundas intenciones ni por supuesto, descalificaciones, no es mi estilo; mucho menos en referencia a alguien que como vos, constituye un testimonio vivo que no pasé por el turismo y por la vida, en forma inadvertida.
 
Coincido plenamente contigo en que no es necesario que muestres tu currículo, has tenido una más que destacada carrera hasta el presente y todos saben quien sos; lo que yo quería con mi editorial, está cumplido con creces; una vez más, vos y yo, seguimos construyendo el periodismo especializado en turismo en el Uruguay; lo hacemos con respeto y con altura y por suerte, desde ángulos diferentes porque si no, sería muy tedioso y no le interesaría a nadie.
 
Ni soy precisamente yo, quien cree ser el dueño de la verdad y nada tengo que ver, también lo sabes, con mis congéneres que tomaron las armas; el teclado es mi metralleta y odio los recovecos y las vueltas en círculo, siempre me gustó tomar por los atajos.
 
Te mando un abrazo y un único consejo, otra vez, de viejo metido y desde la distancia que nos separa actualmente en el día a día, al menos con respecto a mi, agarrá alguna vez por el atajo y no des jamás, las cosas por sobreentendidas.
 
Antonio.