El presidente de Auvo, Alberto Branda, explicó que la asociación gestionó el uso del autódromo de su propiedad con el director de Deportes de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM), Gonzalo Halty, así como el gerente de Tránsito, Gonzalo de Toro, debido a la temática candente de la carreras ilegales.
De Toro señaló que la creación de picódromos donde las motos más grandes y autos puedan competir en carreras dentro de una pista representa una alternativa, y agregó que es necesario contar con sponsors para la actividad.
Branda, por su parte, indicó que Auvo organizó picadas en el autódromo durante años, pero que requieren de condiciones de seguridad que deben ser aportadas por las autoridades, en tanto superan las posibilidades de la institución.
Aclaró que las condiciones de seguridad son tanto para los corredores de autos o motos como para el público, el cual puede estar expuesto a peligros mayores que los conductores en caso de vehículos que se salgan de la pista.
Según relató Branda, participó de la reunión con Halty y de Toro a quienes aclaró que las carreras formales canalizarán a los conductores con ganas de hacer las cosas bien, pero que no podrá con los más peligrosos, a los que no los encauza nadie ya.
Las picadas se generalizaron y parece que por estar prohibidas, es peor. Algunos no se sabe si se divierten más con las carreras o con huir de las persecuciones, añadió Branda.
GENERALIZADAS
Las condiciones de seguridad que debieran aportar las autoridades hacen a la fiscalización del consumo del alcohol, la edad y que tengan documentos en regla. Las autoridades deben asegurar que la presencia de policías, construcción de muros a los costados y otros; tenemos una buena pista pero no es suficiente. Se requiere gente y tiempo. Incluso, podemos llegar a hacer un campeonato.
Las carreras ilegales fueron detectadas en 15 lugares de Montevideo y son una actividad que se lleva a cabo desde hace cuatros años; también se corren en el interior. Entre otros, los lugares donde se llevan a cabo las carreras son la rambla, Cerro, Piedras Blancas y Santa Catalina.
Se trata de un fenómeno mucho más grande de lo que parece por la cantidad de gente que participa, dónde se desarrolla, las implicancias que tiene, la posibilidad de que haya organización detrás y otros factores, sentenció de Toro.
El gerente de Tránsito de la IMM indicó que en tres años de fiscalizaciones junto a efectivos policiales, solo se logró desactivar dos puntos clásicos: parque Rivera y Kibón, pero aclaró sospechar que no fueron frenadas sino corridas hasta otros lugares.
Para el jerarca, los concurrentes de ambas carreras se están reuniendo en el Museo Oceanográfico para, luego, ir a correr hacia el puente Carrasco. Indicó que la situación abarca a más instituciones que el gobierno departamental y los efectivos del Ministerio del Interior; en tanto las picadas representan violación a leyes nacionales y hay varios temas en juego.
Es una realidad que involucra a muchos sectores. Hay que trabajar con los jóvenes, con la cultura, ver si las picadas se pueden asimilar con el deporte y en qué condiciones, enseñanza en los liceos, alcohol, licencia de conducir y otros, acotó de Toro.
Las fiscalizaciones fueron realizadas con unos seis inspectores por lugar, más camiones para la incautación de vehículos y efectivos policiales de apoyo, contando con participación del grupo GEO. Por mes, se incautan 200 motos.
Desde el punto de vista de la organización, hay tanto picadas espontáneas como convocadas, sea por mensajes de texto, correos electrónicos o porque existe acuerdo en correr en lugares y fechas determinadas.
Según el jerarca, las carreras clandestinas van asociadas con apuestas, alcohol, mujeres, droga y otros asuntos, cuya fiscalización va más allá de las posibilidades de los inspectores.
Fuente:www.ultimasnoticias.com.uy
