Otra pareja está en París. Están pasando allí un fin de semana. Vienen paseando desde la Torre Eiffel y pasan por encima de un puente, donde hay ramos de flores y fotos de Lady Di. Se dan cuenta entonces de que están en el Puente de l'Alma. Casi sin darse cuenta, se quedan allí un rato, pensativos.
El 'Dark Tourism', también conocido como "turismo de la muerte", es cada vez más objeto de estudio por parte de la comunidad académica y motivo de interés de empresas turísticas y destinos.
Los expertos definen el 'dark tourism' como la fascinación o curiosidad que pueden sentir las personas normales y corrientes por visitar lugares asociados a la muerte. No tiene nada que ver con perversiones ocultas ni problemas mentales.
De hecho, millones de viajeros en todo el mundo, cuando están en determinados países o ciudades, seguramente pueden sentir el impulso de ir a visitar ciertos lugares: cementerios, un museo del horror, el punto exacto donde falleció un personaje famoso, el sitio donde se cometió un atentado, un campo de exterminio, el escenario de una batalla sangrienta
¿Qué motivos nos llevan a ello?
Los profesores Philip Stone y Richard Sharpley, de la Universidad de Central Lancashire, Reino Unido, han ahondado sobre este asunto en un reciente artículo publicado por la prestigiosa revista académica "Annals of Tourism Research".
Demanda de experiencias "oscuras"
Stone y Sharpley no han fijado su atención en la oferta turística de sitios relacionados con la muerte (que por cierto cada vez es más numerosa), sino que han focalizado su interés en la demanda de experiencias que ellos definen como "oscuras".
Y ambos autores llegan a una sorprendente conclusión: el "dark tourism" surge en las sociedades modernas y occidentalizadas debido a la necesidad que tienen las personas en determinados momentos de su vida- de mirar cara a cara a la muerte.
Al fin y al cabo, apuntan los profesores de la Universidad de Lancashire, los seres humanos -conscientes de su mortalidad- han realizado rituales relacionados con la muerte desde hace miles de años. Es decir, experiencias místicas necesarias para encontrar el sentido de la vida.
Sin embargo, en las sociedades modernas y laicas -donde el individuo tiende a apartarse de la religión- este tipo de rituales o mecanismos de confrontación con la muerte cada vez son más escasos, recuerdan Stone y Sharpley en su artículo.
"En otras palabras, la muerte se ha vuelto invisible y de este modo, ausente del dominio público", explican ambos autores.
Pero como resultado de esa "ocultación" o "secuestro de la muerte" por parte de los gobiernos y las instituciones, dicen estos expertos, surgen nuevas formas de consumo dentro de la cultura popular.
Consumo substitutivo
Para los profesores Stone y Sharpley, aunque determinados sitios turísticos, atracciones o exposiciones relacionadas con la muerte se presenten y comercializen bajo una capa educativa, de entretenimiento o como un recuerdo histórico, en realidad atraen a la gente porque las personas están ávidas de "consumir la muerte" como si fuera una mercancía.
Por tanto, según exponen los dos autores, "las personas consumimos 'dark tourism' en parte porque es un modo de corregir el desequilibrio y la ansiedad causadas por el secuestro institucional de la muerte".
En suma, hoy en día el consumo de 'dark tourism' habría venido a substituir -de manera inconsciente- aquellos rituales mágicos milenarios donde los individuos de la tribu debían mirar cara a cara a la muerte para encontrar un sentido a sus cortas y azarosas vidas.
El "Dark Tourism" ya cuenta con su propio fórum de debate y difusión de contenidos. Por otra parte, los significados y motivos que hay detrás de este fenómeno serán objeto de discusión en un congreso académico que tendrá lugar del 1 al 4 de abril en la Universidad de Central Lancashire, Preston, Reino Unido.
Xavier Canalis (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)