Bien vale el desembolso, que puede ir entre 20 a 100 dólares por
persona. Se promete gastronomía de primerísimo nivel, en entorno de
relax y tranquilidad.
Para quienes Semana de Turismo representa apenas un día, a lo sumo dos,
de pausa laboral, bien vale darse un "lujete", de esos que el paladar
no olvida por algún tiempo. En un entorno de 200 o 300 kilómetros de
Montevideo se ubican diversos restaurantes que no sólo ofrecen
gastronomía para deslumbrar al más exigente, sino que resultan todo un
paseo, ya sea por los alrededores, o por el propio establecimiento. Es
cierto, los precios no son baratos, pero salirse del presupuesto de vez
en cuando es una buena receta para huir del estrés cotidiano.
Carmelo, Pueblo Edén, Laguna Garzón, Nueva Helvecia, La Floresta, José
Ignacio, entre otras localidades, cuentan con reductos muy especiales a
los que se puede escapar por unas horas o por el día.
Por lo menos para llegar a Carmelo hay que prever toda la jornada,
incluso salir temprano, de manera de recorrer los alrededores, antes de
sentarse a almorzar o cenar en la Finca y Granja Lo de Narbona, antiguo
almacén de ramos generales de 1909.
Allí, la reina de la carta es la pasta casera - sorrentinos,
raviolones, fetuccini-, y la estrella del plato es el queso de las
salsas. Se debe pensar entre US$ 40 y US$ 50 por persona, con vino de
cosecha propia Narbona. Si el bolsillo no da para tanto, pero quiere
recrearse en igual entorno, hay muy buenas picadas por 15 dólares y un
atardecer imperdible en un ambiente tranquilo y descontracturado, con
galerías, viñedos, capilla, autos antiguos, y cavas que vale la pena
recorrer con mirada atenta al detalle.
En las inmediaciones se ubican varios hitos históricos que bien valen
un vistazo. A pocos kilómetros, por ejemplo, se encuentra la Capilla
Narbona, interesante monumento histórico que reclama a gritos
"conservación". Perteneció al aragonés, radicado en Buenos Aires, Juan
de Narbona, quien a mediados de siglo XVI se hizo de varias tierras
litoraleñas. Allí construyó su establecimiento, que en época colonial
española conoció el esplendor absoluto, y del que hoy quedan restos de
la casona y una capilla cuyo sólo espesor de las paredes llegan casi al
metro. Pese a su estado descuidado por las autoridades, los restos son
un manifiesto de una historia de esclavos que construyeron a pulmón un
digno oratorio, en el que se ubica una tapa en el piso cuyo sótano
lleva a túneles de kilómetros de distancia (ver recuadro página 2).
La imponente Calera de las Huérfanas -ladrillos, hornos de cal, restos
de capilla-, también en los alrededores, fue construida en 1741,
constituyendo una de las dos estancias que los jesuitas instalaron en
territorio oriental. Su denominación se debe a que, una vez expulsada
la comunidad religiosa, los beneficios de la explotación agro del
establecimiento se cedían a la Casa de Huérfanos y Hospital de mujeres
de Buenos Aires.
Sobre el río, Puerto Camacho es un emprendimiento con posada (Posta
Pedro: 180 dólares la noche), restaurante y club house, uno de ellos
sobre el embarcadero de yates, desde el que se asoma una exquisita
capillita de piedra. El recorrido por esa costa tiene el potencial que,
al ser privado, cuenta con los mejores servicios, y una movida
interesante para quienes gustan codearse con el jet-set porteño y
uruguayo, por ejemplo en fiestas privadas. Dado lo exclusivo del lugar,
el perfil es muy bajo, y poco se sabe de esa movida. Quien va de día ni
se entera y resulta un buen paseo.
NUEVA HELVECIA. Uno no debe irse de esta localidad coloniense sin haber
probado la fondue de queso, ya sea en el Hotel Suizo o en el L`arbaléte
del Nirvana. Cualquiera de los dos restaurantes merecieron los
reconocimientos de extranjeros de origen suizo.
En la Granja y Hotel Suizo (algunos historiadores señalan que fue el
primer hotel del país), en la carta, además de fondue, se destacan
otros platos como las papas suizas, las costillas ahumadas con salsa
naranja, la fondue Bourguignonne, la salchicha suiza, strogonoff,
pierna de cordero arrollado, entre otros. Hay que prever unos $ 450 por
persona con vino de la casa, pero ojo, que eso incluye postre, que
-Pascua mediante- puede ser fondue de chocolate. Además, si suben las
temperaturas, se puede pasar una buena mañana en la piscina, o recorrer
la granja, así como vivir la tranquilidad de la propia naturaleza que
rodea el establecimiento.
Otra opción -bien interesante- es el restaurante del Hotel & Spa
Nirvana, L`arbaléte, con gastronomía suiza pero también francesa. En
Turismo se proponen además sugerencias especiales y espectáculos en
vivo, y el precio promedio por persona es de 21 dólares. También allí,
con un costo, se puede ingresar en las flamantes instalaciones del Spa,
para un relax total.
Los conocedores del lugar señalan que hay que llegar hasta El Molino
Quemado, un hidráulico harinero de 1876 que sólo funcionó durante cinco
años. Curiosamente el 7 de marzo de 1881 amaneció absolutamente quemado.
No hay que pegar la retirada de Nueva Helvecia sin llevarse algún queso
artesanal de regreso a casa. Recomendación: los de la Quesería Teófilo
Karlen.
GARZÓN. Cuando Francis Mallmann habló de llegar hasta Pueblo Garzón e
instalar allí hotel y restaurante, muchos miraron de reojo. A Mallmann
lo precedía una reconocida trayectoria ¿pero quién se iría hasta allí?
Lo cierto es que ya tiene varias temporadas arriba, y una clientela
cautiva más que satisfecha. El promedio de almuerzo o cena por persona
no baja los US$ 100, pero hay que tener en cuenta que sólo allí se
puede acceder a platos únicos en el país como el lomo al horno de barro
con chimichurri y papas patagonia, el Chupin de Tilapia, el pulpo
aplastado con pimentón, papas, cebolla colorada y perejil, o algún
sugestivo postre: sopa de frutillas con mascarpone casero y menta.
El lugar no sólo apuesta a la gastronomía sino también al diseño, en
medio de un ambiente relajado y tranquilo de un pueblo de 1935, de
apenas 18 manzanas que pueden recorrerse en forma muy original: en
sulky.
pueblo edén. Roberto Giordano puso la zona en el tapete, pero ya
contaba desde antes con chacras de uruguayos y argentinos de verdadero
despliegue, y un pueblo jardín cuyo restaurante es, quizás, lo más
típico nacional que se recomendará en esta nota: La Posta de Vaimaca.
Con apenas 200 habitantes, cuenta con un establecimiento que, por
supuesto, no se abastece sólo de clientela local sino que su
gastronomía trascendió y recibe comensales de toda la zona del Este,
nacionales y extranjeros. La carta está poblada de carnes autóctonas,
entre ellas recomendable el conejo en escabeche, así como pato y
cordero. Las pastas caseras también son plato fuerte del lugar, que es
atendido por un amable matrimonio de la zona.
Si se está por allí, vale llegar hasta la Estancia y Museo del Siglo XX
(antiguamente una posta de diligencias), con las más absolutas
curiosidades representativas del siglo que pasó. Pero además, se puede
observar la recreación de un típico rancho de barro y paja, tradicional
vivienda del gaucho, y una vista a las sierras que merecen un atardecer.
LA FLORESTA FRANCesa. De origen francés, Ángel y Daniele Torre Crossa
decidieron abrir su propio restó en el kilómetro 58.500 de Ruta
Interbalnearia, a la altura del balneario La Floresta. Esta Semana de
Turismo, el ambiente casero y acogedor de Puerto Aroma estará abierto
de jueves a domingo entre las 12.30 y las 16 horas, y también en las
noches (por las dudas llamar al 03708026). En su carta francesa, el
promedio por persona se ubica entre $ 300 y $ 400. No vale irse sin
probar el paté Rillettes, el pato confitado, el cerdo u otros platos
que preparan cada día como especialidad. Son expertos culinarios de
origen.
Esta opción, cercana a la capital, permite la posibilidad de recorrer
bastante la zona costera, con algún baño si la temperatura lo permite.
Y si queda un tiempito a la vuelta, no es mala idea recorrer el Museo
del Pan, en el kilómetro 24.1 de la avenida Giannatasio, en donde no
solo se expone toda la maquinaria para elaborar pan de diferentes
épocas y países, sino que también se puede tomar un riquísimo té, con
productos caseros.
José Ignacio tendrá su bacalao en Turismo
Si tiene pensado ir hacia el Este, bien puede volver a ese encantador pueblito de pescadores que es José Ignacio.
Entre las propuestas gastronómicas para este Turismo está la
archiconocida La Huella, que aún así no deja de atraer paladares.
Estará abierto mediodía y noche hasta el domingo 12, y también el
mediodía del lunes 13.
La carta tendrá varios platos en base a bacalao, sin faltar por
supuesto los clásicos de siempre del parador sobre la playa. El
promedio para almorzar o cenar, por persona, es de US$ 40.
Cabe recordar, para los más vips, que La Huella, en Turismo también, tendrá su bar Lacoste funcionando como salón privado.
Una escapada hasta La Huella, una buena mesa sobre el mar, y un paseo
por las galerías de arte de allí y de La Barra, ya hacen que cualquier
ser se olvide un poco del estrés laboral, en los tiempos que corren.
La histórica Capilla Narbona necesita rápida restauración
La responsable del lugar, Maria Julia Casanova, hace lo que puede.
Recibe a los turistas, les cuenta la historia de la capilla (que fue
una esplendorosa estancia perteneciente a Juan de Narbona), y hasta
logra entusiasmar a los visitantes, recurriendo a las anécdotas de la
época de la construcción: como las musleras que realizaban los esclavos
en sus piernas, que luego irían a parar al techo de tejas de la casona
y la capilla.
María Julia nació allí, y se siente el amor que tiene por el lugar.
"Dicen que lo van a privatizar, pero lo mejor sería que el Estado
dispensara ciertos rubros económicos, que no son muchos, trajera sus
arquitectos, e hiciera algo que le daría su beneficio", dice.
Ella misma limpia, refacciona lo que puede a pulmón, y hace semanas
pide dos escobas que no le llegan. Corta el pasto ahora está en plena
tarea por Turismo- de un enorme predio que rodea el impactante y
ruinoso patrimonio, que conserva aún las enormes estufas a leña de lo
que fue la cocina y el comedor, las paredes algo coloreadas -dice que
también con sangre- y hasta las literas donde dormían los esclavos. Y
por si fuera poco, cuida de una Santa Rita que, dice, tiene 180 años.
¿Cómo llegar?
Capilla Narbona. A la altura del kilómetro 263 de la Ruta 21, en
Carmelo, se debe recorrer un par de kilómetros por camino vecinal. Hay
letreros.
La Calera de las Huérfanas. Sobre Ruta 21 en Carmelo, a la altura del
kilómetro 241,5, se recorren cuatro kilómetros en desvío hacia el
Norte. También hay cartelería.
Finca y Granja Lo de Narbona. El establecimiento se encuentra sobre la
Ruta 21, a la altura del km 267. Pocos kilómetros antes, se ubica la
entrada a Puerto Camacho.
Granja y Hotel Suizo. Se encuentra en Nueva Helvecia (Ruta 1, kilómetro 118), en la calle Federico Fisher 355.
Hotel Nirvana. También se encuentra en Nueva Helvecia (Ruta 1, km 118), en la Avenida Batlle y Ordóñez.
La Posta de Vaimaca. Restaurante ubicado en Pueblo Edén, Maldonado. Se
ubica en el kilómetro 30 de la Ruta 12 (13 kilómetros al Norte de Ruta
9).
Hotel Garzón. Está localizado en Camino de la Capilla y costas de José
Ignacio, en Pueblo Garzón. Se accede hasta allí por Ruta 10.
Estancia y Museo del Siglo XX. En Maldonado, sobre la Ruta 9, en el kilómetro 123,7.