Cuendo ocurren hechos como éste, donde no hay consuelo y mucho menos, cabal aceptación de los mismos, es cuando deberíamos reflexionar y medir, cada uno de los habitantes del planeta, que es lo que estamos haciendo, de que manera estamos viviendo, como influimos en el prójimo.
Cuando un ser humano está en su casa, rodeado de su familia, durmiendo para reparar energías y enfrentar una nueva jornada de trabajo, para mantener el sustento de esa misma familia,cumpliendo la
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¿Para qué la avaricia?
¿Para qué la violencia?
¿Para que la maldad?
¿Para qué las armas y la guerra?
¿Para qué el abuso de inocentes?
¿Para qué la intolerancia?
¿Para qué los desmedidos individualismos?
Deberíamos vivir cada día revalorizando la vida, cuidando el medio ambiente, admirando a la naturaleza, amando a nuestro prójimo.
Personalmente, hace tiempo que cuando en el informativo viene la crónica roja (o negra) hago zapping; no miro películas de terror ni aquellas que contienen violencia y destrucción, disfruto cada día más del canto de los pájaros y procuro generar espacios de armonía en el diario vivir.
Quizás sea la sabiduría que dan los años o quizás,como dice la letra de tango, el convencimiento que contra el destino, nadie la talla...
SAH
N.deR.: Cuando alguien se manifiesta de este modo, generalmente sobreviene la duda acerca de su estado mental. Si lo mío es locura,con los ojos cerrados la prefiero, a la eventual normalidad de la media.