por Emilio Cazalá
Rosita Schandy tiene a su cargo el confort de los 2.500 viajeros del
"Norwegian Sun"Perteneciente a una tradicional y numerosa familia
uruguaya vinculada a los negocios marítimos y portuarios, Rosita
Schandy, con dominio de varios idiomas y diplomas, se abrió un exitoso
camino en el área de los servicios hoteleros en cruceros.
Ya hemos hablado de Rosita Schandy una uruguaya que no es el capitán del "Norwegian Sun" ni el Jefe de Máquinas, pero después de ellos ocupa el cargo más importante en ese crucero que es dar confort y satisfacción a 2.500 viajeros como Gerente-Directora del Hotel flotante y esto significa una enorme responsabilidad, con un personal de 750 funcionarios a su cargo. Conocimos a su abuelo Don Thomas J. Schandy a fines de los años 40, un noruego que fue pionero en muchas cosas marítimas y portuarias en el Uruguay así que tenemos una buena comunicación con esta joven y su extendida familia. En uno de sus
arribos a Montevideo tuvimos una prolongada entrevista a lo largo de la cual se detallaron interesantes instancias y datos de lo que sería un día a bordo de un crucero desde el punto de vista hotelero. Alta, rubia, expresiva, positiva, actitud firme y jovial, Rosita domina varios idiomas y es idónea a través de estudios especializados a lo que se suma una amplia experiencia en su actividad, nos habló de sus responsabilidades a bordo. "Obviamente los cruceros -comienza diciendo- hoy día son muy grandes y si bien los salones comedores han acompañado esta evolución llevándolos incluso en capacidad a tres plantas, aún son insuficientes para albergar al mismo tiempo en el comedor a los 2.500 pasajeros. Es por eso que desde el primer día, a su elección, se establece para cada viajero el primer o segundo turno, mesa y compañeros, lo cual significa cenar a las 18 o a las 20 horas y esto tiene que ver con el "timing" de los espectáculos que se ofrecen a bordo y el interés de los pasajeros en disfrutarlos puntualmente.
También tiene sus riesgos porque en un crucero donde viajan 2 mil o más personas de diferentes etnias, lenguas, culturas, gustos y hábitos, a la hora del almuerzo y cena tendrá que sentarse a su lado todos los días del viaje con las mismas personas así que hay que lograr la mejor convivencia durante el periplo.
TRIPULANTES. El staff, los oficiales y la tripulación, que son 60 nacionalidades mayoritariamente filipinos, tienen sus comedores. La idea es darles la mejor comida, con todas las opciones y variedades e incluso hay flexibilidad para que un tripulante pase a la mesa de los oficiales si le apetece la comida de ese día. Para el barco y los 2.000 pasajeros es fundamental contar personal anímicamente bien dispuesto lo cual se complementa con buenas comodidades en sus camarotes, y cuenten con juegos y spa, porque es bien sabido que el tripulante contento refleja un producto de calidad durante cada jornada.
COMIDAS. La variedad de comidas y platos de cada día es enorme y suficiente para satisfacer los más variados gustos que responden a las diversas nacionalidades. Para los asiáticos el arroz no debe faltar desde el desayuno a la cena, y siempre está presente en la mesa además de las pastas, tallarines, que también son de su agrado.
Para el europeo, pescado, papas, ensaladas, sopas especialmente para los rumanos, y siempre mucha fruta; la mesa del escandinavo son papas, pescado, el americano, hamburguesas, papas fritas, ketchup y ensaladas. Para los asiáticos, es muy frecuente la mezcla más rebuscada de comidas y esto es válido también para los tripulantes. Para nosotros -dice Rosita- todo lo que tenga gusto como por ejemplo carne, pollo, arroz, guisos, pastas, tucos y las buenas sopas. Es enorme la variedad de especias que se usan a bordo y los condimentos que se ponen en la mesa están todos. Los indios por ejemplo comen casi todo muy picante y con mucho curry.
Dice Rosita que "La experiencia muestra que a bordo todos parecen abandonar las dietas, sin importar el colesterol, y no se privan de nada incluido los postres que son cada día veintenas de tentadoras variedades y siempre se puede repetir y mucho más en los autoservicio. Comida hay de todo, incluso para vegetarianos y aún después de una lista de más de cien platos, si no está el suyo, se ofrece la opción de pedir que se lo hagan, sin tener que pagar nada.
Sólo se paga algo extra cuando se hace reserva en los pequeños y exclusivos restoranes para 80 cubiertos, o bien de 20 y los hay también para 12 comensales. En el primero se pagan cinco dólares por cubierto pero la comida no se cobra. En los comedores exclusivos de 12 o 18 personas, se paga por la sala y cada persona deberá pagar unos 100 dólares y abonar las bebidas que se consuman e incluye un chef, sommelier, mozo y ayudante. Pero hay que pedir reserva con la debida anticipación pues siempre están bajo fuerte demanda. (Ocasionalmente hemos disfrutado de esos restoranes y son hermosos con mucha madera, de gran confort que dan una atmósfera muy agradable). A pedido se dispone de cubiertos de plata por una suma adicional.
LO URUGUAYO. Rosita Schandy desempeña desde hace años un importante cargo gerencial al frente del hotel-crucero en muchos barcos de Norwegian Line y ha visitado muchos puertos y ciudades del mundo. Nuestra compatriota nacida en Carrasco, con un destacado curriculum, tiene a su mando alrededor de 750 personas. A nuestro pregunta sobre los alimentos uruguayos comparados con otros en el mundo nos responde casi con una exclamación de satisfacción y alegría que los nuestros son acaso únicos en el mundo por sabor, gusto y calidad. Nuestra entrevistada pone énfasis para destacar, especialmente la calidad y gusto de nuestras carnes rojas o de pollo, vegetales o frutas. En otros países del mundo, por ejemplo los productos hortícolas son preciosos por fuera por su forma pareja y color y hasta calidad, pero no tienen gusto y lo mismo sucede con las frutas. En los numerosos países que yo he visitado son contados los lugares donde se disfruta un plato con sabor aun en los restoranes más caros. Así lo hacen los cruceros de Norwegian Line, adquieren para su consumo a bordo, productos de primerísima calidad certificados con normas muy rigurosas. En nuestras enormes despensas a bordo tenemos de todo, variedad de jamones, variedad extensa de quesos italianos, franceses, suizos, daneses, griegos, carnes de todo tipo y siempre con productos frescos que llegan al barco en determinados puertos con una logística bien estudiada. Pero una lechuga uruguaya es toda una fiesta, lo mismo que los tomates, cebollas, espinaca y nuestros jamones artesanales". Al cumplir itinerario por estas latitudes, Rosita Schandy considera oportuno aprovechar Uruguay, Argentina y Chile para adquirir provisiones frescas como verduras, helados, leche, frutas.
Nos dijo que está todo el día ocupada resolviendo problemas y nunca trabaja menos de 9 horas aunque son frecuentes las jornadas de 10 horas. "Cuando el barco está en puerto suelo bajar para conocer la ciudad aunque esto depende de los compromisos a bordo. Sin duda estoy contenta de mi trabajo, es una tarea atrapante y mi personal está integrado por 60 etnias. Sin excepción me entiendo con ellos dialogando con una buena relación y con las oficinas de la empresa me comunicó por teléfono o por mail. Todos sin excepción firman contratos de trabajo a término, en mi caso son por cuatro meses que se van renovando o yo puede interrumpirlos cuando lo desee y volver al trabajo 8 meses más tarde por ejemplo, pero siempre bajo contrato. La empresa ofrece el mejor trato a su personal y sólo se despide sin indemnización, por mala conducta y en las reyertas se expulsa a ambos contendientes. También es causa de despido el consumo de alcohol que se tolera hasta un 0.4 en la tripulación pero a nivel gerencial no podemos tomar una gota durante los cuatro meses del contrato. Estos tipos de problema son raros a bordo, al menos yo prácticamente no los he tenido" dice Rosita. La última visita de Rosita Schandy fue el pasado 30 de marzo cuando el "Norwegian Sun", al cabo de 8 visitas dejo Montevideo por la presente temporada rumbo al Norte.
fuente: El País Digital