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El Museo fué inaugurado por el Presidente de la República, Carolos Papulias, acompañado por el primer ministro Costas Karamanlis y el ministro de Cultura Andonis Samarás. Todos ellos, junto al Presidente del Museo, el arqueólogo Dimitri Pandermalis, acompañaron a los mas de trescientos invitados entre los que se encontraban el Presidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso, el Director General de la UNESCO Koichiro Matsuura, varios jefes de estado y muchos ministros de cultura (pero no la ministra Angeles González Sinde).
En vez de cortar una cinta, se colocó ante los invitados un vaso de vino antiguo («kratíra»), en una vitrina especial en el suelo de la entrada que exhibe otros vasos de una casa del siglo III a.C.,encontrados durante la excavación y recuerdo de la inauguración de dicha casa.
Los invitados inauguraron así el museo, pasando por encima de la vitrina. Uno de los secretos mejores guardados fue lo que ocurrió después, durante la visita del museo, en la sala de los frisos del Partenón: el ministro Samarás colocó, con guantes especiales y mucho cuidado, un fragmento original, la cabeza de Iris, la mensajera de la diosa Hera, en una de las copias inglesas pertenecientes al friso del lado oriental del Partenón, encontrado por el Departamento (Eforía) de la Acrópolis hace unos años. Y trás colocar el fragmento, deseó que pronto los originales regresen... con los restantes originales.
Se ha considerado prudente que en esta inauguración no se insista demasiado sobre la polemica del «regreso» de las esculturas del Partenón y de otras partes de la Acrópolis que se encuentran en el Museo Británico, pero todas las personalidades que intervinieron lo mencionaron. El Presidente Papulias destacó que los monumentos y objetos de la Acropolis envían al resto del mundo la esencia de la cultura clásica griega: democracia, conocimiento, sencillez, estética. Y añadió lacónicamente «hoy el mundo entero puede ver reunidas las esculturas mas importantes del Partenón. Algunas faltan. Es hora de cerrar las heridas del monumento con el regreso de los mármoles».
El ministro de Cultura Andonis Samaras en su intervención habló de los mármoles ausentes desde hace 207 años, sin referirse a Lord Elgin, el embajador británico ante la Sublime Puerta que con una autorización otomana (de la que no quedó confirmación) se llevó un gran número de esculturas del Partenón y que acabó vendiendo, una vez arruinado, a la corona británica por 35.000 libras en 1816.
Samarás confirmó ante la prensa extranjera que existe una intención de colaboración y de dialogo con el Museo Británico, pero que el deseo es que esas esculturas regresen a Grecia. A esta ceremonia se invitaron entre otros a la Reina de Inglaterra, al Príncipe de Gales y al primer ministro Gordon Brown, y ninguno pudo asistir. Si lo hicieron dos altos cargos del Museo Británico que vieron con sus propios ojos como ya existe un museo en el que las esculturas se encuentran a salvo, bien conservadas y a pocos metros de los lugares para los que fueron diseñados hace mas de dos mil años.
Se ha agradecido públicamente el que el Museo Salinas de Palermo, el Museo Vaticano y el Museo de la Universidad de Heidelberg hayan enviado pequeñas piezas del Partenón de sus colecciones para la inauguración.
Las dificultades del proyecto
Karamanlis destacó en su intervención las muchas dificultades que existieron desde que Constantinos Karamanlis (desde 1974) y años después, la actora y ministra Melina Mercuri (a partir de 1982) dieran prioridad a este proyecto, dado que el museo que se encontraba a pocos metros del Partenón se había quedado muy pequeño. Pasaron nada menos que treinta años hasta esta inauguración y ocho años de trabajo del arquitecto suizo Bernard Schumi con su socio Mijalis Fotiadis, ganadores del último concurso arquitectónico del Museo.
La construcción en sí de este edificio de hormigón y cristal se complicó con la necesidad de protección de una importante excavación con ruinas de la ciudad desde el siglo VII hasta la época bizantina en sus cimientos. En total la obra duró casi cinco años y costó en 130 millones de euros, exponiendo mas de cuatro mil objetos. Schumi diseñó un primer piso con base en las excavaciones, un segundo dedicado a la galería principal con las esculturas de la Acrópolis y un tercer piso basado sobre el Partenón, orientado como él y con sus dimensiones, mostrando sus frisos y relieves.
Schumi declaró a ABC, con gran satisfacción, que «este museo es aun mejor de lo que soñé» y describió como eligió este hormigón sin pintar, de un gris oscuro, ligeramente pulido «para que sea un fondo fuerte que absorba la luz y de esta forma el mármol la refleje y brille». Para Schumi la arquitectura es la materialización de una idea, y se le ilumina la cara cuando recuerda cómo, junto con el arqueólogo Pandermalis y los demás especialistas, empezaron a planear el emplazamiento de las esculturas clásicas mas conocidas del mundo en una sala con muros de cristal y enormes columnas.
Shumi considera que este museo es el museo de la luz y los cristales utilizados son los mas puros, sin filtro. Unicamente en algunas partes hay pequeños puntos negros sobre el cristal, utilizados para filtrar la luz de forma natural . «La luz es fundamental en este museo, por la mañana es mas blanca y al atardecer, rosada». Las esculturas del segundo piso se encuentran colocadas por épocas y estilos, pero el público podrá verlas de cerca, a partir de hoy, 22 de Junio, con luz natural.
El mármol de la montaña de Pendelis, el que se utilizó para la construcción de toda la Acrópolis, con el paso del tiempo tiene un color ligeramente dorado, que contrasta con las copias de los relieves del Partenón, que se encuentran en el Museo Británico de Londres. Las copias de las obras que se encuentran en Londres fueron hechas por dicho Museo y enviadas a las autoridades griegas en 1845.
Perfectamente conservadas en distintos almacenes desde entonces, se han venido mostrando al público en el Centro de Estudios de la Acrópolis durante los últimos veinte años hasta ahora. El mostrar las copias perfectas junto con los originales de los frescos y pedimentos del Partenón, es una forma de ver la totalidad del conjunto. Sólo existen algunas partes en las que unicamente se vé el hormigón de fondo: son las que fueron perdidas o destruídas en su totalidad, y de las que no se han salvado fragmentos.
El final de la inauguración
Al terminar la visita , los invitados fueron invitados a una cena oficial en la terraza del museo, con vista... a la Acrópolis iluminada! Y empezó un espectáculo audiovisual, reflejado en varios edificios cercanos (entre ellos los dos edificios que dan al paseo peatonal de Dionisio Aeropagito, sobre los que existe la polémica de si deben de mantenerse en ese lugar o no).
Creado por el equipo de Athina Rachel Tsangari, relacionado con Dimitris Papaioanou, el creador de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Atenas, es un homenaje a los objetos que se encuentran en el museo que se vuelven animados y guiñan literalmente- el ojo al público, con música de Stavros Gasparatos. Una forma excepcional de terminar esta inauguración que, debido a la crisis económica, tuvo que reducir su presupuesto a la mitad. Poco se ha notado: el museo es un edificio excepcional mostrando lo mejor del arte arcaico y clásico griego.
Fuente: ABC.es