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Lunes, 13 Julio 2009 20:30

Permíteme disentir Bañales

por Sergio Antonio Herrera
Nuestros lectores saben desde siempre que este medio está abierto a todas las opiniones y que lo promovemos como un foro propicio en el cual debatir los temas que nos interesan. Mal podríamos hacerlo si no publicásemos artículos que expresan opiniones diferentes a las nuestras.


No siempre tenemos el tiempo, el espacio o sencillamente, la voluntad de replicar, pero hoy si.

En esta misma edición, un columnista que además es amigo, excelente profesional del turismo, como ha ocurrido ya en otras ocasiones, ha escrito un artículo en el cual podemos coincidir en parte, pero no en un tema que a nosotros, personalmente, nos toca muy de cerca.

Sergio Bañales es el autor de Recetar un hotel, guerra en paz y en el mismo, para nosotros, encara de manera poco feliz su mirada hacia los médicos, pretendiendo desnudar supuestas "malas prácticas" (definición mía), en lo que tiene que ver con el relacionamiento existente entre los galenos y los laboratorios.

Es curioso que justamente lo haga alguien que trabaja en un sector al cual le cuesta tanto renunciar a las comisiones y a los incentivos económicos que históricamente le han proporcionado otras multinacionales, que en vez de laboratorios, son aerolíneas u otros proveedores de la industria.

Por otro lado, yo si conozco a mucha gente que ha hecho fortuna con el turismo y no son los que precisamente le han pagado más a los guías, a los mozos, a los choferes, como también conozco médicos que han hecho mucho dinero.

Pero no podemos caer en algo tan viejo y demostrado inservible como la generalización; hay agentes de viajes tal por cual y médicos hijos de tal por cual, como los hay ingenieros, bomberos, futbolistas o gremialistas; todos pertenecen al género humano y por ello, son falibles.

Precisamente ayer, como su coche está en el taller, tuve que hacer de chofer a mi esposa que es médico; la fui a buscar después de mediodía cuando ya había atendido dos policlínicas, repletas de pacientes y debía efectuar visitas domicilarias, en total, una docena.

Desde La Teja, pasando por Piedras Blancas, hasta Punta de Rieles; desde coquetas casas con jardín hasta asentamientos (de paso, adonde ahora llega el Fondo Nacional de Salud).

Entre paciente y paciente, me contó una anécdota protagonizada y relatada por una colega suya, en la mañana de ayer:

"Estaba chateando con un amigo chileno y le contaba que aún no cobramos el sueldo ni el aguinaldo pero que hoy se vence el IRPF y al no poderlo pagar en fecha, deberemos hacerlo con recargo: ¡no me podía creer!!, me decía que era imposible y me preguntaba si no teníamos un gremio que nos defendiese, cuando le dije que no, quedó desconcertado. Tal vez pensó que le estaba mintiendo, o que exageraba".

Ese círculo vicioso, lo viven también con los aportes a la Caja Profesional, con la cual, si no están al día, no emite el certificado correspondiente y sin el certificado correspondiente, las mutualistas y los organismos donde trabajan, no les pagan los salarios...

La regla general es que en todos lados cobran con al menos, dos meses de atraso y que además del título (o más importante que el título), deben tener locomoción propia y mantenerla y arriesgarla y además, deben exponerse a un promedio de entre cinco y diez rapiñas al año, con las consiguientes pérdidas y además, no pueden estresarse con la Gripe "A" y su demanda extraordinaria de horas porque "no se puede abandonar el barco justo ahora" y además, tienen que bancarse la amenaza de cualquier hijo de vecino, envalentonado en las actuales cirscunstancias "mire que lo denuncio" y aún así, conservan la vocación y cada mañana, como pueden, alinean sus huesos, juntan coraje y le dan duro y parejo.

Por eso querido Sergio, es una buena idea que los médicos receten hoteles y sobretodo el Argentino de Piriápolis que es todo lo que vos decís, sin dudas, pero ya sabés, no comparto la introducción al tema. Nos vemos.