Sabido es que el ser humano se muestra realmente tal cual es (o al menos, lo más parecido posible) al verse fuera de su habitat natural y eso, quienes trabajamos en el turismo lo sabemos de sobra y lo vivimos a menudo.

Por ello, luego de toda una vida en la actividad, felizmente y a contramano de muchos huraños que pregonan que les sobran los dedos de una mano para contarlos, puedo decir que tengo muchos más amigos que dedos y eso me hace feliz.

Tengo amigos de diversas nacionalidades y de distintas épocas y tuve (porque ya no están) muchos entrañables de los tiempos en que no había messenger y quizás, una llamada telefónica o una carta era lo que mantenía el vínculo hasta el próximo congreso, feria o fam tour que posibilitase el reencuentro.

Colegas del salario de cerveza y la vida de champagne que para muchos significa esta actividad; amigos de compartir habitación, alegrías y tristezas son los que me ha regalado el turismo por más de cuatro décadas.

Entonces hoy, que al menos en el Río de la Plata es el Día del Amigo, quiero aprovechar que muchos de ellos me leen a diario, para decirles que los quiero mucho y que aprecio de gran forma que me distingan con su amistad y que disfruto tremendamente cuando nos vemos, ver su rostro de satisfacción por ello.

En tiempos en que el mundo va de crisis en crisis y que los valores se deprecian, reivindico la amistad y envío un cálido abrazo a mis amigos y en algunos casos, a los que son más que eso: mis hermanos. Nos vemos.