por Sergio Antonio Herrera
Cuando en la segunda mitad de los setenta, Milton Nascimento y Chico
Buarque escribieron aquella canción que fue la música que inmortalizó
"Doña Flor y sus dos maridos", no podían imaginar que hoy, la
recordásemos, hablando de turismo.
Oh, que será, que será
Que anda suspirando
Por las alcobas
Que anda susurrando
Versos y trovas
Que andan escondiendo
Bajo las ropas
Que anda en las cabezas
Y anda en las bocas
Que va encendiendo velas
En los callejones
Y están hablando alto
En los bodegones
Gritan en el mercado
están con certeza
En la naturaleza
Será que será
Que no tiene certeza
Ni nunca tendrá
Lo que no tiene arreglo
Ni nunca tendrá
Que no tiene tamaño
Quizás quienes andan suspirando por las alcobas sean los hoteleros que además de suspirar, deben estar rezando para que suba el dólar y para que bajen los descuentos de las tarjetas. Seguramente, los que encienden velas en los callejones y hablan alto en los bodegones, sean los mozos de bar, las camareras de hotel, los taxistas, trasladistas, todos quienes esperan el verano para salvarse. Y está claro, que el turismo y mucho menos, las temporadas estivales, tienen certeza y nunca la tendrán, que tampoco tienen tamaño y se está por ver, si tienen arreglo.
Oh, que será, que será
Que todos los avisos
No van a evitar
Porque todas las risas
Van a desafiar
Y todas las campanas
Van a repicar
Porque todos los himnos
Van a consagrar
Porque todos los niños
Se habrán de zafar
Y todos los vecinos
Se irán a encontrar
Y el mismo padre eterno
Que nunca fue allá
Al ver aquel infierno
Lo bendecirá
Que no tiene gobierno
Ni nunca tendrá.
Que no tiene vergüenza
Ni nunca tendrá
Lo que no tiene juicio
Todos los avisos no van a evitar que afecte a la temporada el precio bajo del billete verde o la bomba de tiempo que significan los K.
Las risas desafiarán, las campanas repicarán, todos los himnos consagrarán y siempre habrán cosas que no tengan vergüenza ni la tendrán y mucho menos juicio.
Es alta temporada, es Uruguay, que será, que será. Nos vemos.