Ambas aerolíneas funcionarán como empresas separadas, aunque serán
controladas por una directiva. Se concretó con la firma de un acuerdo
entre el presidente de TACA y el presidente de Avianca.
Ese acuerdo es un pacto que inicia su recorrido por la burocracia de
varios países del continente para aterrizar en que ambos conglomerados
aéreos formarán una nueva empresa.
Lo que comenzó como una conversación en una suite del Waldorf Astoria en la cosmopolita Nueva York se concretó la semana pasada, con la firma de un acuerdo entre Roberto Kriete, presidente de TACA, y Germán Efromovich, presidente de Avianca, la mayor aerolínea de Colombia.
Esta empresa, que dirigirá las operaciones de TACA y Avianca, será la nave nodriza de los destinos de ambas firmas y estará presidida por Roberto Kriete.
¿Avianca está comprando TACA? "No", dice con firmeza Efromovich y explica los motivos.
Lo que sucederá es que las acciones de las dos empresas se han unido para conformar una nueva compañía. En esa nueva firma, cuyo nombre no fue revelado aún, TACA tendrá 33% del paquete y Avianca el 67%. ¿Por qué? Porque las acciones se asignaron tomando en cuenta el tamaño y el rendimiento de cada integrante.
Avianca es un gigante en América Latina y con esta alianza lo que buscan es abarcar más destinos, volverse un cliente de mayor volumen ante los proveedores, y quitarle clientes a "gorilas" como American Airlines, USAirways, Continental y Delta.
Esta unión le permitirá a TACA, por ejemplo, entroncar por ahora con el mercado europeo vía Bogotá, en Colombia, y luego buscar en directo llevar pasajeros desde Centroamérica hasta el Viejo Continente. Avianca, con el simple hecho de esta alianza, puede enorgullecerse de llegar a toda América en vista de que su socio ya está en el mercado canadiense.
Aunque no es un simple hecho. El aumento de la rentabilidad que ambas firmas buscan para sus accionistas puede sorprender a cualquiera, si se toma en cuenta que las ventas totales podrían estar en los 3 mil millones de dólares anuales si se mantiene la tendencia de 2008, según dijo Kriete ante una treintena de periodistas que de toda Centroamérica y Perú llegaron a cubrir "este momento histórico de la aviación comercial de Latinoamérica", en palabras de Efromovich, un empresario de origen boliviano, crianza chilena, residencia brasileña y convicción colombiana.
Estos números, sin embargo, suenan a "peanuts" cuando se toman en cuenta los $18 mil millones que reportan los gigantes de la industria.
Lo de unirse añaden Kriete y Efromovich es una tendencia que está imponiendo la moda globalizadora en los cielos del planeta. Lo han hecho ya otras empresas como la alemana Lufthansa con Swissair, o la holandesa KLM con su vecina Air France o las estadounidenses Delta y Northwest.
Fabio Villegas, quien será el Chief Executive Officer (CEO, una especie de director ejecutivo) de la naciente empresa, sostiene que estas se integraron no porque estuvieran en problemas, sino porque sus propietarios tuvieron visión.
"Han identificado múltiples oportunidades de sinergias, de desarrollo, de crecimiento y competitividad en el trabajo conjunto", dijo Villegas.
Esta simbiosis, que reitera el ganar-ganar de los académicos, integra en su filosofía de servicio al cliente darle mayores facilidades para viajar, en un momento en que las aerolíneas "low cost" se ofrecen como alternativa para paliar la crisis y en la que poca diferencia hay entre el servicio de los autobuses con esta modalidad de negocio de transporte aéreo.
"Le apuntamos a un segmento de mercado que demanda calidad, actitud y producto en materia de servicio aeronáutico", sostiene Villegas, y refiere como ejemplo el sistema de entretenimiento individual (pantallas) no solo en cabina ejecutiva.
Este "casamiento", como gusta de llamarlo Efromovich, ofrecerá más de 100 destinos en América y Europa con una flota de 129 aviones. La experiencia de TACA con los Airbus será aprovechada por Avianca, y aquella a su vez tiene otras puertas que se abren.
Esos destinos apetecidos por TACA incluyen el mercado interno colombiano, otros puntos sudamericanos y los vuelos domésticos en Brasil. Es tal vez por ello que Kriete dice que se siente "orgulloso" de este arreglo estratégico que es "una unión de iguales".
Marcas separadas
Para no destruir lo ganado, ambas marcas siguen como hasta ahora. La gente comprará boletos con los mismos agentes y verá los mismos logos.
Aparte de la atención homogenizada desde la directiva "nodriza", la rentabilidad del negocio compartido podrá incidir en una reducción en los precios de los boletos.
Los consultores de Merrill Lynch, Caoba Capital, Greenberg Traurig, Simpson Thacher & Bartlett LLP y Gómez-Pinzón Zuleta armaron un acuerdo que indica que TACA y Avianca operarán como empresas separadas, fortaleciendo sus marcas, sus centros de conexión y la red de rutas.
¿Que quién buscó a quién? Roberto Kriete le responde a una periodista salvadoreña que en la industria de la aviación existe un diálogo constante entre los líderes de las aerolíneas, pero que se decidieron por esta unión "porque con otra aerolínea no generaríamos lo mismo que con Avianca".
En este cruento mundo de los negocios, la rentabilidad es el valor supremo al que se aspira. ¿La van a tener los accionistas de TACA? Kriete responde que claro, que para eso estamos y que definitivamente el trabajo conjunto podrá asegurarlo.
El panorama pinta optimista. Tanto como la camaradería con que ambos ejecutivos usan para hacerse bromas, como aquella que soltó Roberto Kriete cuando le dijo a los periodistas "que con este acuerdo Germán me está pasando los carros, el rancho y la casa en la playa".
fuente: elsalvador.com